Fundadores de Mariano Arista

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martes, 17 de febrero de 2009

Una pequeña fábula

A un anciano sabio se acercó un jóven y le pidió que le enseñase el camino para hacerse sabio.

El noble anciano lo llevó hasta un arroyo y allí le hizo meter la cabeza en el agua, donde se la detuvo pese a los desesperados esfuerzos que hacía el presunto discípulo por escapar de la inesperada trampa.

Por fin el sabio le soltó y una vez que le hubo dejado reposar le preguntó:

-¿Qué deseabas cuando tenías la cabeza bajo el agua?

-¡Aire, Maestro

-¿No querías mejor riquezas, no buscabas placeres, las caricias de la mujer que amas, no las extrañabas?

-¡No, maestro, yo quería aire!

-¿No buscabas a tus padres, no cuidabas de tus amigos, no te importaban tus compromisos?

-¡No, maestro, yo sólo deseaba aire!

- Pues bien, así, con esa misma fuerza que habéis deseado el aire, desead la sabiduría y seréis sabio- dijo el anciano y se marchó.