Fundadores de Mariano Arista

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miércoles, 30 de julio de 2008

La muerte del Cura Hidalgo

Fusilamiento de Miguel Hidalgo y Costilla

30 de julio de 1811
Sandra Molina Arceo

Capturado a traición el 21 de marzo de 1811 en Acatita de Baján, y luego de un tortuoso trayecto de casi un mes bajo el sol de desierto, con hambre y sed, Miguel Hidalgo y Costilla arribó a Chihuahua para ser sometido a un largo proceso militar y a una dolorosa degradación eclesiástica. Recluido en el obscuro y estrecho cubo de la torre del ex colegio de la Compañía de Jesús, pasó los últimos tres meses de su vida.
Por ser la cabeza de la insurrección, por tener una causa pendiente con la Inquisición, y por el proceso eclesiástico al que debía ser sometido; el juicio de Hidalgo tomó más tiempo que el del resto de los jefes insurgentes. Quince días después de su llegada, Ángel Abella, comenzó el interrogatorio que se prolongó tres días, y en el cual Hidalgo respondió con entereza y serenidad a cuarenta y tres preguntas.
Sin caer en ambigüedades y sin delatar a nadie, Hidalgo confesó su convicción de que la Independencia sería benéfica para el país, haber levantado ejércitos, dirigido manifiestos y ser responsable de los asesinatos cometidos a españoles presos en Valladolid y Guadalajara.
También sostuvo sin vacilar, haber actuado por el “derecho que tiene todo ciudadano cuando cree la patria en riesgo de perderse…”; reconoció que nada de lo que había hecho conciliaba con su condición eclesiástica, pero expresó jamás haber abusado de ésta para incitar al pueblo a la insurrección.
El 18 de mayo, Hidalgo formó un documento donde se retractaba de los errores cometidos contra Dios y el Rey, pedía perdón a la iglesia y a la Inquisición; y rogaba a los insurgentes que se apartaran del errado camino que seguían: “Compadeceos de mí; yo veo la destrucción de este suelo que he ocasionado; la ruina de los caudales que se han perdido, la sangre que con tanta profusión y temeridad se ha vertido; y, lo que no puedo decir sin desfallecer: la multitud de almas de los que por seguirme estarán en los abismos…”
El arrepentimiento de Hidalgo fue quizás el natural recurso para aspirar a la vida eterna y presentarse limpio ante el juicio divino. Los cargos religiosos que se le imputaron los respondió ciñéndose a sus creencias católicas, sabedor de que su deber como sacerdote, era retractarse de sus pecados.
El tribunal de la Inquisición, tenía abierto un proceso contra Hidalgo desde julio de 1800, acusándolo de hereje y apóstata de la religión; proceso que se reanudó en septiembre de 1810, y en el que se le declaró: “amante de la libertad que proclamaban los enciclopedistas y en consecuencia hereje, judaizante, libertino, calvinista y grandemente sospechoso de ateísmo y materialismo”. El 7 de febrero de 1811, el doctor Manuel de Flores, Inquisidor Fiscal, presentó formal acusación en su contra fundada en 53 cargos. Atendiendo a los requerimientos del Tribunal de la Fe, Hidalgo envió el 10 de junio, un largo escrito rechazando los cargos de hereje y apóstata de la religión, y explicando las causas para encabezar la insurrección.
Consideradas agotadas las averiguaciones, el licenciado Bracho formuló su dictamen enumerando las agravantes, concluyó que Hidalgo era “reo de alta traición y mandante de alevosos homicidios, y que debía morir por ello, confiscársele sus bienes y quemar públicamente sus proclamas y papeles sediciosos”.

A la ejecución de Hidalgo debía preceder la degradación hecha por un juez eclesiástico. El canónigo Fernández Valentín, por órdenes del obispo de Durango, procedió al acto de la degradación el día 29 de julio, con todas las ceremonias estipuladas en el Pontifical Romano.
En una mesa colocada cerca de un altar improvisado en uno de los corredores del Hospital Militar, se colocó una vestidura eclesiástica, ornamentos, un cáliz con patena y unas vinajeras. Hidalgo, escoltado y encadenado, compareció ante el juez eclesiástico Fernández Valentín, y dio principio la ceremonia
Se le despojó de los grilletes y lo revistieron con las prendas eclesiásticas; Hidalgo echó en el cáliz un poco de vino, puso sobre la patena una hostia sin consagrar, y con el vaso sagrado entre sus manos se puso de rodillas a los pies del juez. Quitándole el cáliz y la patena, Fernández Valentín pronunció las palabras de execración, y con un cuchillo raspó las palmas de sus manos y las yemas de sus dedos, y dijo: “Te arrancamos la potestad de sacrificar, consagrar y bendecir, que recibiste con la unción de las manos y los dedos”.

Acto seguido le fue quitando uno a uno los ornamentos sacerdotales, hasta que al despojarlo de la sotana y el alzacuello, dijo: “Por la autoridad de Dios Omnipotente, Padre, Hijo y Espíritu Santo, y la nuestra, te quitamos el hábito clerical y te desnudamos del adorno de la Religión, y te despojamos, te desnudamos de todo orden, beneficio y privilegio clerical; y por ser indigno de la profesión eclesiástica, te devolvemos con ignominia al estado y hábito seglar”. Al retirarle las prendas sacerdotales, se halló en su pecho un escapulario con la imagen de la Virgen de Guadalupe, de la que se despojó él mismo, pidiendo se mandara al convento de las Teresitas de Querétaro, quienes se lo habían obsequiado.
Se le cortó el pelo hasta no dejar seña alguna del lugar de la corona, pronunciando el ministro las siguientes palabras: “Te arrojamos de la suerte del señor, como hijo ingrato, y borramos de tu cabeza la corona, signo real del sacerdote, a causa de la maldad de tu conducta”. Consumada la degradación, se le hizo poner de rodillas ante el juez Abella, quien leyó la sentencia condenándolo a pena de muerte.
Fue conducido a capilla por el teniente Pedro Armendáriz, y al amanecer del 30 de julio, se presentó el padre Juan José Baca, quien lo confesó y le dio la absolución. Un tambor con sus redobles y las campanas de los templos, anunciaron a los vecinos y al condenado a muerte, que había llegado la hora de marchar al paredón. Fuera del edificio lo resguardaban más de mil soldados que llenaban la plaza de San Felipe; en el interior lo esperaban, encargados de la ejecución, un pelotón de doce soldados a las órdenes de Pedro Armendáriz.
Hidalgo pidió se le llevaran los dulces que había dejado en la capilla, mismos que entregó a los soldados que habrían de hacerle fuego, mientras les decía: “La mano derecha que pondré sobre mi pecho, será, hijos míos, el blanco seguro a que habéis de dirigiros”. Siguió su marcha rezando un breviario que llevaba en la mano derecha, mientras con la izquierda sostenía un crucifijo.

Hidalgo besó el banquillo colocado cerca de la pared, y después de un altercado por negarse a sentar de espaldas, se sentó de frente y entregó a un sacerdote el breviario y el crucifijo. Le ataron las piernas a la silla, le vendaron los ojos y se colocó la mano al pecho; formados frente a él de cuatro en fondo, el pelotón disparó tres descargas que acabaron con su vida. Una vez desatado el cadáver, se colocó en una silla para la expectación pública, y al anochecer se introdujo al edificio donde le fue cortada la cabeza. Su cuerpo fue reclamado por los padres penitenciarios de San Francisco, quienes en su convento lo velaron y le dieron sepultura.
La cabeza de Hidalgo, conservada en sal junto con las de Allende, Aldama y Jiménez; fueron conducidas a Guanajuato y colocadas en jaulas en las cuatro esquinas de la alhóndiga de Granaditas, donde permanecieron hasta consumada la Independencia que él, con profunda convicción, valor y arrebato, había comenzado.

viernes, 25 de julio de 2008

La educación como praxis, reflexión y acción

El siguiente texto es el que lamentablemente y por compromisos profanos no pude leer en la pasada reunion del FRENOM.

La comparto con ustedes esperando sirvan de algo mis palabras.

"El tema bajo el que se lleva a cabo esta mesa de trabajo “La educación como una herramienta contra la pobreza” hace que obligadamente reflexione sobre dos cuestiones iniciales; ¿qué es la educación? y ¿qué es la pobreza?

La educación no es otra cosa más que la imagen y el reflejo de la sociedad, la educación es sana cuando los pueblos mismos están sanos, pero se corrompe con ellos sin poder modificarse por si misma decía Emilié Durkheim.[1]

La educación es todo aquello que se puede aprehender a cerca de la cultura donde se encuentra inmerso el individuo, por lo tanto entender educación es entender que no es sólo aquello que se imparte dentro de las aulas escolares y el seno familiar, educación es aquello que el individuo es capaz de adoptar durante toda su vida.

¿Qué es pobreza?, existe la pobreza material, definida como la carencia de recursos materiales y económicos, como la carencia de lujos y comodidades, la pobreza puede ser definida también como la carencia de lo más elemental como lo es la comida, el agua y los servicios de salud.

Existe también la pobreza definida como la carencia de alimento para el alma y el espíritu, la carencia de valores morales y éticos, la carencia de todo aquello que nos enriquece como seres humanos, como individuos y como personas semejantes.

La reflexión que hago no exime de los resultados favorables que puede tener la educación frente a la pobreza en cualquiera de las definiciones que existen; la reflexión que hago me hace hablar de la educación como herramienta contra la pobreza en un sentido envolvente, donde caben las definiciones de educación y pobreza en cantidad y diferencia.

La educación, entendida como la enseñanza escolar, es un derecho establecido como tal en la carta magna mexicana, en su articulo 3º; “Todo individuo tiene derecho a recibir educación. El estado-federación, estados, distrito federal y municipios impartirá educación preescolar, primaria y secundaria”, dice.

Desde el surgimiento del México independiente se ha tratado de preservar la libertad. Los gobiernos de los primeros años de México como nación autónoma, tenían muy claro que el atraso de la instrucción del pueblo había sido un arma más de la corona española para mantener sometido al pueblo, pues la ignorancia permite y fomenta la esclavitud. Por lo tanto la educación garantizada como derecho del ciudadano mexicano es un argumento que garantiza la libertad siempre añorada y siempre atesorada por el pueblo.

“La educación pública es uno de los primeros deberes de los gobiernos ilustrados, y solo los déspotas y tiranos sostienen la ignorancia de los pueblos para más fácilmente abusar de sus derechos”, decía Miguel Ramos Arizpe en su intervención ante la corte de Cádiz justo dos años después de haber estallado la revolución de independencia en la Nueva España.

Así como es importante que el gobierno proporcione la educación básica, es importante conservar y luchar por el respeto de la laicidad en dicha educación y aunque laicidad es básicamente referente a lo religioso, también hace énfasis a que a la educación que el estado imparte, no le compete inculcar opiniones morales, políticas y mucho menos religiosas. Inculcar y generar una conciencia jamás estará ligado a influir e influenciar en el libre albedrío del estudiante y del individuo.

La educación juega un rol fundamental para hacer llegar a los jóvenes los elementos para la formación de una conciencia histórico-cultural. Si educar fue la tarea del México independiente; “Educar para formar mexicanos a la altura del país que se deseaba construir. Educar para formar hombres industriosos, trabajadores, liberados del fanatismo, pero también para formar ciudadanos e inculcar los valores liberales de la modernidad que llevaría al país al progreso.”, debemos saber que hoy, educar sigue siendo la tarea fundamental para la formación de los mexicanos y de los hombres librepensadores que deben dirigir y tomar las riendas de nuestro país.

¿Quiénes somos los mexicanos? El Artículo 2o constitucional lo deja muy claro; la Nación Mexicana es única e indivisible [...] y tiene una composición pluricultural sustentada originalmente en los pueblos indígenas que son aquellos que descienden de aquellos que habitaban el territorio actual del país al iniciarse la colonización y que conservan sus propias instituciones sociales, económicas, culturales y políticas, o parte de ellas. Por tanto es y sería un error de fatales consecuencias omitir a la población indígena cuando hablamos de educación, sea cual sea el rubro del que se habla, pues no olvidemos que como lo dice el mismo artículo constitucional, las autoridades tienen la obligación de: garantizar e incrementar los niveles de escolaridad, la alfabetización, la conclusión de la educación básica, la capacitación productiva y la educación media superior y superior a todos los mexicanos.

Sabemos que la instrucción escolar no basta, es triste ver como la gente ahora se enriquece a costa de su pobreza espiritual, en medio del apogeo de ciencias y técnicas[2] y de ver como ahora debemos enfrentarnos a una paradoja de proporciones universales; de ver como el apogeo del espíritu manifestado en todos los campos de la ciencia, la técnica, el arte y el saber, ha empobrecido la vida, el espíritu y la humanidad.

Un niño puede llegar a ser joven y viejo, y puede irse de este mundo sin saber lo que es un subjuntivo[3]. La educación de hoy esta basada en el aprendizaje de los símbolos químicos, metales y metaloides, no hemos sabido complementar esta enseñanza con la de las ciencias humanas, esas ciencias que enseñan a engrandecer el espíritu humano. Juan José Arreola hace más de 40 años llegó a decir que no servia de nada enseñar matemáticas, química y física a un niño que el día de mañana no va a saber como vivir la vida y que sentido darle.[4]

Por eso no me importa que me escuchen las autoridades de educación y estatales, tengo y creo en la esperanza de que los jóvenes maestros y maestras, se salgan del programa y den un poco de lección de humanidad, y que inculquen el sentido critico procurando generar una conciencia humana y más sensible a las necesidades espirituales. “En el mundo de los fariseos no queremos que los fariseos sigan siendo respetados por los jóvenes.”

Para concluir creo que debemos reflexionar acerca de ¿qué significa educar, en medio de las agudas y dolorosas transformaciones que esta viviendo nuestra sociedad en este comienzo del siglo XXI?

La educación verdadera es praxis, reflexión y acción del hombre sobre el mundo para transformarlo decía Paulo Freire[5], de nosotros depende como queremos transformarlo si para bien o para mal.
Es cuanto.
[1] El suicidio. 1965
[2] Arreola Juan José. La palabra educación. Biblioteca SEP. Sepsetentas. México 1973. P. 18
[3] Ibid, P. 73
[4] Ibid, P. 128
[5] La educación como práctica de la libertad. Siglo XXI editores. México, 2000. P. 23

De cómo la Iglesia a pretendido cultivar y manejar la ignorancia del pueblo.

A continuación se presenta una carta del Presbítero Bonifacio M. Padrón quien radicara en el Municipio de Ciudad Fernández a finales del siglo XIX, donde pide públicamente disculpas por haber provocado el ausentismo al trabajo del ferrocarril por parte de los trabajadores que habitaban las comarcas de aquel municipio.

Esto es un claro ejemplo de cómo es que la Iglesia, tanto antes como ahora ha tenido el poder del manejo de las masas y como es que han viciado y perpetuado la ignorancia del pueblo, pues pudiendo evitarla prefieren cultivarla para seguir manteniendo su dominio.

A continuación la trascripción literal de dicha carta, publicada en el periódico oficial del estado de San Luis Potosí el día 09 de diciembre de 1881.

“ Señor Juez de Letras del Partido de Rioverde.
Rioverde, Octubre 6 de 1881.
Muy señor mío:
En el rancho del Terreno, el Viernes próximo pasado, pronuncié un discurso dirigiéndome al pueblo de aquel rancho, y el objeto que me propuse fue hacer que concurrieran a los ejercicios que tengo preparados en la iglesia de Ciudad Fernández a los vecinos del Rancho. Por tal motivo y celoso por demás, en el cumplimiento de mi ministerio, me permití decirle al pueblo, que fuera a los ejercicios, en lugar de ir a trabajar al ferrocarril, porque este es camino de los protestantes y del Antecristo, y que el dinero que ganan allí, se les volverá carbón y tierra.
He reflexionado con detenimiento sobre tal hecho, y veo que hice mal, porque perjuicio las empresas de ferrocarriles y además porque no son ciertas, ni pueden serlo, los hechos que traté de sostener, porque en el siglo XIX, siglo de las luces y de la ilustración, no se puede creer, ni decir, que los ferrocarriles son obras del diablo, y por lo mismo retractándome de lo dicho en mi discurso, doy a vd. facultad para publicar este escrito. Soy de vd. su S. S. Q. B. S. M. Bonifacio M. Padrón.
El juzgado certifica que el anterior documento fue hecho ante mi y testigos de asistencia y firmado por el Presbítero Padrón.Rioverde, diciembre 06 de 1881, Lic. Juan Undiano.- A., Donato Pimentel.- A., Benjamín Rodríguez.”

martes, 22 de julio de 2008

La muerte de un caudillo

El domingo 1 de julio de 1928 se celebraron elecciones presidenciales en México. Mientras que en la capital del país se sentía un clima veraniego y las lluvias persistentes inauguraban el mes, en los círculos políticos y en la opinión pública se presagiaban tormentas.

Álvaro Obregón era el candidato único a la Presidencia del país. Un año antes se había reformado la Constitución para posibilitar la reelección no consecutiva; además, se había anulado a opositores como Arnulfo R. Gómez y Francisco R. Serrano, fusilados por insubordinarse.


El caudillo Obregón concluyó su campaña en la Ciudad de México semanas antes de las elecciones y se retiró a esperar los resultados en su hacienda Quinta Chilla, en Sonora. El domingo 15 regresó a la capital del país ya como presidente electo. Existían muchos rumores acerca de que su vida corría peligro, tomando en cuenta varios atentados que había sufrido desde el año anterior a manos de fanáticos religiosos y enemigos políticos ocultos. Malos presagios inundaban también a la opinión pública y a los allegados cercanos luego de las elecciones.

Una semana antes de la llegada del caudillo a la capital, José de León Toral, un fanático religioso, había decidido convertirse en mártir de la causa católica para ejecutar a Obregón, guiado por el ejemplo de los hermanos Pro Juárez y las elucubraciones de Concepción Acevedo y de la Llata —la Madre Conchita— acerca de la necesidad de matar al presidente Plutarco Elías Calles y al presidente electo para terminar con la persecución religiosa.

Toral pidió prestada una pistola Star 32 con diez cargas de balas. Ese domingo asistió a la recepción del sonorense en la estación Tacuba de ferrocarriles, desde donde recorrería Paseo de la Reforma y se dirigiría al Centro Director Obregonista en la avenida Juárez, para luego trasladarse a una comida en su honor en el Parque Asturias. Toral tuvo tres posibilidades para asesinarlo. En ninguno de los tres lugares se sintió seguro para proceder.

El lunes siguiente, Toral buscó otra oportunidad en Palacio Nacional, en el Centro Director Obregonista y en la residencia de Obregón en el número 185 de la avenida Jalisco (hoy Álvaro Obregón). Compró un cuaderno para realizar un dibujo de la víctima y tener un pretexto para entregárselo personalmente en la primera oportunidad que tuviera, pero ese día tampoco la tuvo.

El martes 17 de julio amaneció húmedo luego de una pertinaz lluvia que cayó sobre la Ciudad de México durante la noche. Toral acudió a los servicios espirituales que se brindaban en la casa que servía de convento, a cargo de la Madre Conchita. Luego desayunó, leyó los periódicos y realizó varios dibujos. A la 1 de la tarde se encontraba cerca de la residencia de Obregón, estudiando los movimientos del político.



El presidente electo, mientras tanto, despachó diversos asuntos en el transcurso de la mañana. Los rumores acerca de su posible asesinato hicieron que revisara su agenda. Estaba invitado a comer con los legisladores federales guanajuatenses en el restaurante “La Bombilla”, en San Ángel, propiedad del español Emilio Cazado. Pero Obregón tenía una cita con el presidente Calles al mediodía. Enrique Torreblanca, secretario de Obregón, llamó a su hermano Fernando, secretario del presidente, a fin de mover la hora de la reunión, para después de la comida, que no se podía posponer ante la insistencia de los diputados. Así, el retraso de la cita con Calles le permitió asistir a la comida.

Antes de la 1 de la tarde el diputado sonorense Ricardo Topete llegó a la casa de Obregón para acompañarlo a la comida en San Ángel, junto con el gobernador de Hidalgo, coronel Matías Rodríguez. El Manco de Celaya se encontraba de muy buen humor y hasta bromeó con sus acompañantes acerca de un posible atentado con bombas, como el perpetrado en noviembre del año anterior cerca del Bosque de Chapultepec, diciendo que ahora tendría que ser con bombitas, dado que iba a “La Bombilla”.

El caudillo salió de su domicilio acompañado también por sus amigos y escoltas, Ignacio Otero Pablos y Juan Jaimes. Partieron de avenida Jalisco y siguieron a la izquierda por la avenida Insurgentes hacia el sur. José de León Toral abordó un taxi para seguir a la comitiva, alcanzándola en la avenida Tizapán (hoy Baja California), sin saber hacia dónde se dirigían, aunque intuyó, según sus declaraciones posteriores, que era a “La Bombilla”.

La comida estaba planeada para las 13 horas, ya que el homenajeado solía comer temprano. El caudillo llegó al restaurante a bordo de un automóvil Cadillac; vestía un traje gris y con afabilidad aceptó tomarse unas fotos con el grupo de diputados invitados.




En el jardín del restaurante se dispusieron cuatro grandes mesas acomodadas en cuadro. En la cabecera lucía un arreglo floral alusivo: “Homenaje de honor de los guanajuatenses al C. Álvaro Obregón”. El menú seleccionado fue coctel, entremés a la mexicana, crema portuguesa de tomate, huevos con champiñón, pescado a la veracruzana y pastel “Bombilla”.

Para amenizar, la orquesta típica del maestro Alfonso Esparza Oteo comenzó a tocar varias melodías, disponiendo también la participación de dos cancioneras. La “Rapsodia mexicana” de Chucho Corona, el “Pajarito barranqueño” y varias melodías de Guty Cárdenas fueron interpretadas en el transcurso de la comida.

En la mesa principal se sentó al centro el invitado de honor, a su izquierda Aarón Sáenz, el diputado Enrique Fernández y Ricardo Topete; a su derecha, el licenciado Federico Medrano, jefe de la diputación guanajuatense; el licenciado Arturo H. Orcí y el presidente de la Corte, Jesús Guzmán Vaca. Otros invitados sobresalían a los costados de la mesa de honor, como José Luis Solórzano, Antonio Díaz Soto y Gama, Aurelio Manrique Jr., Ezequiel Padilla, David Montes de Oca, Tomás A. Robinson, José Aguilar y Maya y Alejandro Sánchez (médico de cabecera de Obregón, por cierto). No se había dispuesto ninguna seguridad en el evento, excepto por la presencia de tres agentes y el cuidado de los escoltas y amigos que acompañaban al presidente electo.

León Toral llegó minutos después que Obregón al restaurante. Entró con facilidad, vestido con un traje café, una corbata rojiza, su cuaderno de dibujo y un lápiz. Preguntó por un señor Cedillo; fue informado que posiblemente se encontraba en la comida del jardín, por lo que penetró sin dificultad. Antes había bebido un cuarto de cerveza. Pasó al baño, desenfundó la pistola quitándole el seguro y se la colocó a la altura del abdomen con el cañón hacia abajo y la cacha sujetada con el chaleco del traje. Salió para sentarse en el jardín y dibujar a Obregón, al director de la orquesta y a Aarón Sáenz.

La comida transcurría con toda normalidad. Ricardo Topete fue el único que desconfió del dibujante. Llamó a uno de los agentes para preguntarle quién era el que estaba sentado dibujando, a lo que el agente le informó que era un caricaturista de los periódicos que estaba haciendo un retrato del caudillo.

Toral se dio cuenta de la desconfianza de Topete, por lo que se levantó y caminó a la mesa de honor. Se dirigió al diputado, preguntándole cuál de los bocetos le parecía mejor. Enseguida se acercó a Sáenz para enseñarle el boceto del mismo y del general, a lo que Sáenz respondió que luego lo viera para quedarse con ellos.

Enseguida, Toral se acercó al caudillo para mostrarle el dibujo. El general movió la cabeza para ver. En ese momento, Toral sostuvo con la mano izquierda el cuaderno y con la derecha sacó la pistola para realizar el primer disparo a cinco centímetros; luego fueron cuatro más en la espalda y otro en el muñón derecho. Seis en total. Eran las 14:20 horas, justo en el momento en que se servían los postres “Bombilla”, del gusto de don Álvaro, y se escuchaba la canción “Limoncito”, confundiéndose con el sonido de los disparos.


Obregón se inclinó hacia adelante y hacia la izquierda, se flexionó sobre la silla, abrió los ojos y dio con la cabeza sobre la mesa, mientras recibía los demás disparos en la espalda; luego cayó al suelo, lastimándose la frente. Sáenz alargó los brazos, tratando de atrapar el cuerpo sin lograrlo. La confusión se apoderó de todos.

Toral quedó petrificado después de realizar los disparos y sólo atinó a apuntar la pistola hacia el suelo. El primero en tomar al asesino y desarmarlo fue el diputado Enrique Fernández Martínez, después lo rodearon Ricardo Topete, Aurelio Manrique, Ignacio Otero, Antonio Valadez, Antonio Díaz Soto y Gama, Juan Jaimes, Homobono Márquez y Tomás A. Robinson. Lo tundieron a golpes y cachazos. Jaimes quería acribillar al asesino. Manrique gritó que no había que matarlo para saber la trama del crimen. Topete recogió el arma asesina.

Mientras, el cuerpo del caudillo estaba sangrando, tirado con las piernas flexionadas y la cabeza contra el suelo. Sáenz, Otero y el médico Sánchez trataron de levantarlo. Decían que estaba aún vivo, otros gritaban que había muerto. Con trabajos fue trasladado al asiento trasero del Cadillac. En el mismo coche se subieron Sáenz, Orcí, Topete, Medrano y Manrique, quienes fueron seguidos de otros automóviles hasta el domicilio del general, a donde se había dado aviso. El presidente Calles fue informado de inmediato. Los presagios fueron realidad: la tormenta caía.

El asesino fue trasladado a la Inspección General de Policía en un auto Packard por el coronel Juan Jaimes, el coronel Tomás A. Robinson y el diputado Enrique Fernández Martínez; allí esperarían al general Roberto Cruz, jefe de la policía. Toral, impávido, con los ojos cerrados y ensangrentado por los golpes, no podía o no quería hablar, sólo se había identificado como “Juan”. Ya era un mártir de la religión.

La noticia corrió como reguero de pólvora por la Ciudad de México. A las afueras del domicilio de Obregón había una multitud en el momento en que llegó el Cadillac con el cadáver. Valentina, la sirvienta, gritó que habían matado a su padrecito y cayó desmayada. El cuerpo sin vida fue colocado en una habitación de la planta baja, donde ya se encontraba el médico Enrique Osornio quien había amputado el brazo de Obregón en 1915 para dar fe de que estaba muerto. Luego se procedió a realizar la máscara mortuoria, marcada por un balazo y un golpe, para la posteridad broncínea.

El presidente Calles llegó a la residencia visiblemente disgustado. Entró a la habitación donde se encontraba el fallecido. Se acercó a la cabeza del cadáver y dijo: “¿querías ser presidente? Tal por cual, pues no llegaste”. El general Higinio Álvarez García se molestó y hasta sacó la pistola, pero el médico Osornio intervino para bajar los ánimos.

Calles pidió a Cholita, su secretaria, que lo comunicara desde ahí a la Inspección General de Policía para solicitar fuerzas policiales y dar instrucciones. Llegó entonces el general Palomera de la gendarmería a recibir la orden de sacar los archivos del asesinado inmediatamente, como si escondieran grandes secretos.

Manrique enfrentó a Calles oponiéndose a dicha orden, diciéndole además que el obregonismo no había muerto y acusando a Morones, miembro del gabinete del presidente, de urdir el asesinato. Calles salió de la casa de Obregón para dirigirse a la Inspección General de Policía. En la oficina de Roberto Cruz entrevistó personalmente al asesino José de León Toral, acompañado por los generales Joaquín Amaro y Abundio Gómez. Preguntó quién lo había mandado a cometer el crimen, a lo que Toral respondió que no quería cambiar su declaración inicial en el sentido de que había obrado solo, y que lo había hecho para lograr que “Cristo nuestro señor pueda reinar en México”. El presidente solamente expresó: ¿“Qué clase de reino es ése?” Además lo cuestionó sobre las razones de no haber procedido primero contra el presidente y no con Obregón, a lo que Toral respondió que era indispensable destruir los cimientos para que cayera el edificio, única forma de extirpar la persecución religiosa. El general salió visiblemente enojado de esa oficina, con el seño fruncido, sin expresar nada.

Los obregonistas del círculo cercano del presidente electo se organizaron para que una comisión, integrada por Aarón Sáenz, Emilio Portes Gil, Luis L. León y Arturo H. Orcí, se presentara ante el presidente Calles. Esa misma tarde fueron recibidos. Insistieron en culpar a Morones de la muerte del caudillo y pidieron el esclarecimiento del crimen cuanto antes, además de manifestar su desconfianza ante el hecho de que el encargado de las investigaciones fuera el general Roberto Cruz, pues “no garantizaba los intereses del obregonismo”, ya que había sido enemigo del Manco de Celaya. Colérico, el presidente Calles ordenó cesar a Cruz y nombrar a un cercano del caudillo, como el general Antonio Ríos Zertuche.


Por la noche, el cadáver del presidente electo fue llevado al salón Embajadores del Palacio Nacional. Se formó una valla compuesta por generales, jefes y oficiales desde la puerta central de Palacio hasta el salón. El féretro fue cargado por Joaquín Amaro, Ricardo Topete, Tomás A. Robinson, Aarón Sáenz y cuatro elementos del Estado Mayor Presidencial.

La primera guardia de honor fue realizada por Calles, Amaro, Orcí, Sáenz y Manrique. Una segunda la encabezaron Patricio Salido, Humberto Obregón, Ignacio Otero Pablos, el coronel Juan Jaimes, Homobono Márquez y Marte R. Gómez. El féretro de metal fue cubierto por la bandera nacional. Gente del pueblo desfiló ante el ataúd, unos impávidos, otros con morbo.

A las 11 de la mañana inició la última guardia del presidente Calles, junto con familiares y amigos del difunto. Sáenz, Manrique, Topete, Ponce de León y Orcí fueron los encargados de cargar el ataúd para llevarlo al patio central de Palacio e iniciar el recorrido a fin de conducirlo a la estación de ferrocarril en una carroza de la agencia Gayosso. Detrás de la carroza fúnebre figuraba el presidente Calles junto con Sáenz y Amaro, miembros del Centro Director Obregonista, del Colegio Militar y del Estado Mayor Presidencial, escoltando la carroza.

El inicio del recorrido fue Palacio Nacional, la Catedral, avenida Madero y luego avenida Juárez, donde se detuvo para recibir homenaje en las oficinas del Centro Director Obregonista. Sáenz dijo unas palabras muy emotivas acerca del caudillo, de su servicio a la patria, de su protagonismo como baluarte de la Revolución. Continuó hasta la estación Colonia de ferrocarril, donde se encontraba arreglado un vagón como capilla ardiente. Ahí Manrique pronunció otro discurso exaltando la figura de Obregón y su contribución a la historia revolucionaria, que había sido coartada por el artero crimen que requería la mano firme de la justicia. La banda del Estado Mayor de la Secretaría de Guerra y Marina ejecutó el Himno Nacional, dando pie a que arrancara el tren con destino a Sonora.

El tren olivo quedó bajo las órdenes de los generales Benito Bernal y Agustín Cisneros, con una avanzada de fuerzas que iba en otro tren. A las 7 de la mañana del día 19, el convoy con los restos de Obregón llegó a Guadalajara, donde se realizó un homenaje oficial con honores militares por espacio de una hora. Dos días después el tren llegó a la población de Navojoa. Los familiares decidieron trasladar los restos del ex presidente Obregón a Huatabampo, para enterrarlos junto a los de su señora madre. Por la noche del sábado, bajo un intenso calor, Álvaro Obregón fue sepultado en el panteón municipal de su tierra natal. El “rayo de la guerra” se había extinguido para siempre, no así su legado en la memoria revolucionaria del país.

Ya desde el miércoles 18 de julio, el presidente Calles había declarado que México había perdido al estadista más completo del pasado reciente, y se comprometió a dar cabal castigo a los asesinos intelectuales y materiales. Prometió también que la obra revolucionaria continuaría. La solución del conflicto religioso y la necesaria unidad de la familia revolucionaria se impondrían, porque habían sido objetivos concretos del obregonismo. Aarón Sáenz había influido en esta concepción.

José de León Toral y la Madre Conchita fueron juzgados durante los siguientes meses. Hubo muchos involucrados, exculpados, alegatos, amparos y testigos. El escándalo en la opinión pública continuó durante el tiempo en que se celebraron las audiencias, sobre todo en el juicio popular que se celebró en San Ángel, cuyo resultado fue la sentencia de pena de muerte para Toral y la pena por 20 años a la Madre Conchita.

El sábado 9 de febrero de 1929, José de León Toral fue ejecutado por un pelotón en la Penitenciaría de Lecumberri. De inmediato se hizo mártir de la causa católica, como lo corroboraron sus funerales. Fue sepultado en el Panteón Español, pasando a la historia como un hombre fanático, diminuto, delgado, oscuro, tembloroso y arrepentido, que apagó la vida del “estadista” por antonomasia de la revolución vencedora

domingo, 20 de julio de 2008

Relatoria de la XXIII Asamblea General en San Luis Potosi

Se consolida la unificación masónica mexicana en defensa de México
Fue testigo de honor el gobernador Marcelo de los Santos Fraga
No se detendrá el movimiento liberal: Chalita Zarur
Rescatar la dignidad de los desposeídos: De Los Santos

SAN LUIS POTOSI,- “El movimiento liberal a no se va a detener”, anunció hoy aquí el Consejo Masónico Mexicano al clausurarse la XXIII Asamblea General del Frente de Organizaciones Masónicas con el testigo de honor, el gobernador Marcelo de los Santos Fraga y la asistencia de 23 Grandes Logias y organizaciones de 25 estados del país.
El liberal potosino, Jaime Chalita Zarur, presidente nacional del Consejo Masónico Mexicano (CMM), y coordinador general de la XXIII Asamblea General del Frenom, reconoció el apoyo e impulso del esfuerzo que se inició el 5 de febrero de 2005 con la presencia del gobernador panista, para reunificar a la masonería mexicana.

Destacó que en el Congreso Nacional del CMM el 3 y 4 de mayo que culminó con la Carta de Querétaro, marcó la restauración del fortalecimiento de la masonería mexicana, al ingresar y aceptarse como iguales a las mujeres masonas y al Frente de Organizaciones Masónicas que representa a los cuatro ritos más importantes y al Concilio de Ritos.
Con la XXIII Asamblea General del Frenom del 18 al 20 de julio en San Luis Potosí, dijo Chalita Zarur que se confirmaron y reafirmaron los acuerdos del reconocimiento muto y respeto a las autonomías y soberanías de las diferentes grandes logias de diversos ritos masónicos, en un ejercicio de tolerancia para alcanzar la unificación nacional.
Anunció el presidente nacional del CMM que se está elaborando la Carta de San Luis Potosí para darse a conocer en breve con los resultados y propuestas para enfrentar la crisis por el encarecimiento de alimentos y las presiones internacionales para ceder los recursos naturales, preservar y fortalecer la educación laica y a la familia.
En su momento, el gobernador potosino, Marcelo de los Santos Fraga, como testigo de honor y quien clausuró formalmente los trabajos, reconoció que la vocación de servicio y compromiso históricos con el objetivo del bienestar familiar, ha sido estratégico en las acciones gubernamentales para impulsar un país con prosperidad y de derecho.

Dijo: “No cabe duda que rescatando la dignidad humana de los que menos tienen y de los que nunca han tenido, brindándoles mayores oportunidades para su desarrollo, no cabe duda de que estaremos forjando la grandeza de nuestro México con la fuerza de la ley, la tolerancia y la pluralidad”.
Para darle seguimiento a los acuerdos tomados, se anunció que se realizará la XXIV Asamblea General del Frenom en Oaxaca, del 21 al 23 de noviembre próximo, y el gobernador Marcelo de los Santos Fraga le tomó la protesta como coordinador general al oaxaqueño Mayolo Domínguez Chávez.
Elementos que le permitieron al presidente del Concilio de Ritos, Zeferino Aguilar Olivares, coincidir con el presidente nacional del CMM, Jaime Chalita Zarur, en el sentido de que llegó el momento del despertar de la masonería nacional para reasumir su responsabilidad histórica en la defensa de un país construido con la sangre de los liberales.

miércoles, 16 de julio de 2008

¿Quien fue Mariano Arista? Parte 2 de 2

EDITORIAL (La Unión Democrática. Marzo 08 de 1881. Tomo V. Número. 377. P. 1)


(2ª Parte)


MARIANO ARISTA


EX – PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA MEXICANA


Casi un año y medio estuvo ausente, hasta que a merced de amnistía general pudo regresar en Junio de 1835. Por sus cartas escritas durante aquel periodo se echa de ver que había resuelto abandonar la vida política y militar. Más habiéndosele notificado oficialmente que había sido restituido al puesto de brigadier, en virtud del decreto de amnistía general de 2 de Mayo de 1835, asumió su posición militar, y en aquel mismo año fue nombrado juez del tribunal supremo de Guerra, cuyo cargo ejerció hasta abril de 1837, recibiendo los mayores elogios del gobierno por los eminentes servicios que prestará.

En junio de 1837 fue nombrado miembro de la junta de código militar y poco tiempo después miembro del Consejo Consultivo de guerra; en octubre del mismo, inspector de la milicia activa, durante cuyo tiempo la reorganizó y puso en estado de instruirse; por cuyo servicio recibió también los elogios del gobierno.

En septiembre de 1838 asumió el mando de las fuerzas destinadas a operar contra la invasión francesa en Veracruz. Yendo en camino recibió órdenes del general Santa Anna, que mandaba en jefe para que apresurara la marcha hacia aquella ciudad; legó en la tarde del 4 de diciembre y en la mañana del cinco fue hecho prisionero por los franceses: a los dos meses se le puso en libertad bajo palabra de honor.

En 1839 se le confió el mando de una brigada destinada a reprimir la revolución de Urrea en Tampico, y con sólo 400 hombres obligó a aquel general a rendirse con una fuerza de 1200 hombres.

Poco tiempo después fue nombrado comandante general de Tamaulipas, y a fines del mismo año de 1839, general en jefe de división del ejército del norte-, después de varios encuentros con los insurrectos de los departamentos orientales, los derrotó en Santa Rita, consiguiendo pacificar toda la frontera, lo cual le valió una cruz de honor especial.

En septiembre de 1841 renunció al mando, pero fue nuevamente llamado. Poco después fue exonerado de su cargo por una revolución, mas después de la caída de Santa Anna en diciembre de 1844, fue llamado otra vez, y en pocos días hizo que el gobierno de Herrera, sucesor de Santa Anna, fuese reconocido por todos los departamentos orientales.

Después de declarada la guerra entre México y los Estados Unidos, Arista hizo grandes esfuerzos por poner la frontera oriental en respetable estado de defensa, y para elevar su brigada a 6000 hombres, lo cual fue negado por el gobierno; después de la revolución del general Paredes (que se hizo elegir presidente) con toda la división de reserva fue depuesto Arista en San Luis Potosí. Sin embargo al saber Paredes que el ejercito americano se aproximaba a la frontera, lo reintegró en el mando en aquel 4 de abril de 1846.

Dirigió las batallas de Palo Alto, Guerrero y la Resaca.

Se comenzó el examen por el solicitado después de las perdidas de estas batallas, pero cesó a fines de la guerra de 1846. por fin en Mayo de 1850 fue restablecido por su antigua reputación, declarando las cámaras que se había dedicado con gloria a la defensa de su país en las batallas de Mayo de 1846, practicando cuanto podía exigirse de su conciencia, su honor y sus deberes.

En Junio de 1848 fue nombrado ministro de la guerra por el presidente Herrera, y una vez colocado en tan importante cargo, dirigió toda su atención hacia la rehabilitación material del departamento, que por haber sido el principal teatro de la última guerra, se había perjudicado inmensamente, en razón de las circunstancias excepcionales del país.

Hizo que la artillería fuese reparada o renovada, las piezas inservibles de distintas partes de la república, fueron recogidas y de nuevo fundidas. Organizó rápidamente en 1850 un tren de 28 piezas que fue conducido a la capital, donde no había ninguno cuando tomó posesión del puesto que entonces ocupaba; estableció una nueva fundición de cañones con todos los aparatos necesarios; organizó los arsenales y estableció oficinas para la reparación de las armadas.

Bajo sus auspicios, la “Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística” preparó entre otras obras de importancia un basto y bien trabajado mapa de la República Mexicana. La sección de Geografía del departamento central, organizó igualmente un atlas general y planos de los puertos. Los inválidos del ejército fueron aprovechados colocándolos en servicio de la guarnición de México.

Hacia mucho tiempo que existía el proyecto de establecer colonias agrícolas y militares en las fronteras de México; Arista lo llevó a cabo en los límites de los estados de Tamaulipas, Coahuila, Chihuahua, Sonora y Baja California y en otras comarcas del interior, como en Sierra Gorda. A cada una se le concedió una vasta extensión de terreno que se dividiría entre los colonos a quienes el gobierno suministraba instrumentos para la agricultura.

Las colonias estaban constituidas única y exclusivamente por soldados que gozaban de todos los derechos de colonizadores, estando exentos de toda clase de contribuciones, como así mismo de los honorarios que la iglesia exigía. Mientras Arista estuvo en el poder, dichas colonias prosperaron, pero decayeron después.

El general arista desplegó mucha actividad y gran discernimiento como ministro de guerra, cualidades que brillaron mil veces tanto en los consejos de Estado, como en la administración de su ministerio; cualidades que dieron por resultado la sofocación de 17 revoluciones, pues tal fue el número de las que ocurrieron en aquellos años.[1]

La principal dificultad que había uqe afrontar era la falta absoluta de dinero. La importancia de la indemnización a los estados Unidos, había sido ya determinada por la ley de 1849, para la regularización de la deuda pública, las cuentas se hadaban en confusión y el cálculo acusaba un déficit de más de cuatro millones de pesos; todas las fuentes de ingreso habían sido forzadas, y hasta agotadas; los gastos fueron reducidos considerablemente. Era pues necesario un aumento de egresos; así que uno de los primeros cuidados de la administración fue recomendar los medios de obtener una pronta y permanente economía.

Las sesiones del congreso se 1851 se cerraron sin que hiciese cosa alguna; las cámaras estaban en oposición, el senado manifestaba hostilidad mientras que la camara de diputados lo apoyaba.

Hacia finales de 1851 tuvo lugar una seria revolución en el estado de Tamaulipas. El gobernador del estado para combatir este movimiento, cuyo fin u objeto era el contrabando, contrajo el compromiso de establecer nuevas y reducidas tarifas; esto último no le fue concedido por el gobierno, lo que ocasionó continuas protestas de los comerciantes y reclamaciones de los ministros extranjeros.

La falta de fondos tenia al gobierno en conflicto, y hubo que suspender casi totalmente el pago del juro de la deuda pública y disminuir el sueldo de los empleados.

Durante el año de1851 se dominaron varias insurrecciones, pero al siguinte tomaron rápido incremento.

La prensa convirtió a Arista en blanco de los más violentos ataques. En julio del mismo se levantó una fracción en Guadalajara que tomó posesión de aquella capital, cuya población ascendía a cerca de los 8000 habitantes. Las autoridades legales huyeron, las corporaciones religiosas con el obispo se sometieron bien pronto al llamado gobierno provisional proclamado allí. En agosto hubo una revolución en Mazatlán, mientras otra estallaba en Jalapa. En Septiembre Santa Anna fue aclamado públicamente en Guadalupe, y sus partidarios corrieron a aumentar el número de los revoltosos.

Se convoco al congreso a sesión extraordinaria y así mismo se convoco a los gobernadores de los estados a que ayudaran a la supresión de la revolución. La mayor parte de los gobernadores prometieron ayudarlo, sin embargo pronto cayeron en la apatía, pos su parte el congreso cerro sesión sin haber aportado ayuda alguna.

La revolución seguía creciendo y el congreso no mostraba el interés necesario para la solución de los problemas, finalmente viendo que nada resolvía el Congreso y que la Constitución no le confería poderes para adoptar las medidas que le sugería su espíritu, entregó Arista el gobierno el cinco de enero de 1853, como estaba prescrito en la constitución, en caso de renuncia, en manos del juez presidente del tribunal supremo.

Se retiró Arista entonces para su hacienda de los Llanos de Apam y formó el propósito de vivir el resto de su vida retirado de la cosa pública. Sin embargo su presencia incomodaba a sus enemigos y aunque padecía física y moralmente, fue desterrado de su patria.

Viajo por Europa y estando en España se agravaron sus dolencias, partió para Francia, pero en el camino Falleció en Lisboa a la edad de 53 años, el mismo día que Santa Anna que le había usurpado el poder, huyó de la ciudad de México; su corazón fue mandado a esta conforme a sus deseos.

En 1857 el gobierno de Álvarez dispuso que sus restos mortales fueran trasladados a su patria a expensas del erario. Fue reconocido su valor y por un decreto especial que ratificó el congreso constituyente, declaróse que había merecido bien de su patria; honra esta la más alta que México puede conferir, no sólo en vida, sino aún después de la muerte.

Fue Arista hombre de pasiones fuertes de temperamento sanguíneo, sensible como una mujer y de corazón bondadoso. Escribió mucho; expresaba sus ideasy pensamientos con claridad y vigor en un estilo notablemente conciso. Era entusiasta por la prosperidad de la agricultura.

Fue casado, no hizo fortuna, pues aunque poseía una valiosa propiedad, para comprarla tuvo que ser auxiliado por sus hermanos con dinero.

Su testamentaria esta actualmente en liquidación, y se calcula que después de pagadas las deudas nada sobrará.





Fuente: Periódico Oficial de San Luis Potosí "La Unión Democrática". Marzo 08 de 1881. Tomo V. Número. 377. P. 1 a 3



[1] Seria bueno consignar, porque el texto no lo hace, que en enero de 1851, fue electo presidente constitucional de los Estados Unidos Mexicanos.

lunes, 14 de julio de 2008

Ayuda a Damnificados en la Huasteca

A Todas las Logias de la Amistad
Venerables Maestros y Queridos Hermanos Todos
P R E S E N T E

Todos hemos visto la severidad con la que la Madre Naturaleza ha tratado a la región Huasteca, afectando seriamente a nuestros paisanos (profanos e iniciados) habiéndose declarado ya once municipios en estado de Emergencia.

No debemos quedarnos pasivos ante esta crisis, por lo que Os convocamos a aportar artículos de primera necesidad NO PERECEDEROS o ropa y medicamentos para poder hacerlos llegar a nuestros Hermanos de las Logias de la Huasteca y a través de ellos cumplir con lo que nuestra liturgia señala, de que todo hombre tiene derecho a nuestros buenos oficios.

Principalmente, os invitamos a aportar:
- Botellas/Bidones de Agua.
- Frazadas.
- Bolsas de Dormir.
- Ropa para adultos y adolescentes.
- Ropa para niños.
- Pañales.
- Leche en Polvo (para adulto y lactantes)
- Pastillas Potabilizadoras.
- Cloruro de Sodio 0.9% en frascos de 1000 ml.
- Diazepan.
- Diclofenaco.
- Lidocaína.
- Paracetamol.
- Ibuprofeno.
- Dextrosa en frascos de 1000 ml.
- Algodón medicinal rollo x 500 gr en paquetes.
- Cateter Intravenoso Nro 18.
- Cateter Intravenoso Nro 22.
- Cateter Intravenoso Nro 24.
- Micro gotero.
- Equipo de venoclisis.
- Gasa estéril.
- Guantes estériles.
- Jeringas desechables 5 cc c/a Nro 21 x 11/2.
- Seda Negra 3/0 C/A Cortante.
- Vendas de Gasa 4 X 1 mt.
- Vendas elásticas 4 x 5 mt.
- Vendas elásticas 6 x 5 mt.
- Alimentos enlatados.
- Artículos de higiene personal (papel sanitario, toallas sanitarias, atc.)

El Punto Geometrico para el acopio de estos materiales será la Secretaría de la Gran Logia “El Potosí” en los horarios de costumbre, a fin de poder recabar el mayor número de artículos y hacerlos llegar a los Hermanos en desgracia.

Fraternalmente,
Por acuerdo del Taller



Israel Hernández Arriaga
Secretario


Ccp. Archivo.

martes, 8 de julio de 2008

¿Quién fue Mariano Arista?

(1ª Parte)
MARIANO ARISTA
EX – PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA MEXICANA

(Traducido para “El siglo XIX” de la Correspondencia de Portugal, de Lisboa)

Del importante diccionario americano The New American Cyclopedia, traducimos la siguiente curiosa biografía de uno de los hombres más distinguidos de la República Mexicana, fallecido en Lisboa en 1855 cuyos restos mortales van a ser en breve trasladados a México.

Mariano Arita, general mexicano, nació en el estado de San Luis Potosí, México el 16 de julio de 1802. Murió en Lisboa, el 09 de agosto de 1855.

Su padre fue teniente coronel del ejercito español, su madre era igualmente española.

Su educación fue enteramente militar, a la edad de 11 años obtuvo el puesto de cadete en el ejército español al cual sirvió hasta el mes de Junio de 1821, en cuya fecha se adhirió a la causa de la independencia mexicana, siendo elevado al puesto de teniente.

Distinguiéndose en todo el año de 1821 en varios encarnizados combates, y en premio a sus servicios recibió el nombramiento de capitán.

En diciembre de 1822, Santa Anna, general de brigada por entonces, se pronunció contra el emperador Iturbide en Veracruz. Este para sofocar la revolución mandó fuerzas que operaron al mando del general Chavarri. A la llegada de dichas fuerzas, Chavarri se puso en inteligencia con Santa Anna, y fue expedido un plan por los principales jefes, el dos de febrero de 1823, llamado el Acta de Casa Mata; de cuyo plan resultó la caída del imperio en el mes de marzo siguiente, y el establecimiento del sistema federal.

El nombre del general Arista aparece por primera vez en la historia de México en el año de 1825, durante la administración del general Victoria. Fue capitán del ejercito y distinguido miembro del partido político llamado “los Yorkinos”. Este partido era un cuerpo de masones así denominado, que se había establecido en México aquel año, a fin de contrarrestar las intrigas de la logia masónica escocesa.

A fines del año de 1828 fue electo presidente Gómez Pedraza y vicepresidente el general Guerrero. Luego que Santa Anna supo el resultado de la elección se pronunció contra Pedraza sosteniendo la elección de Guerrero.

Unido Arista a la misma causa, reunióse con Santa Anna y permaneció a su lado durante el tiempo que estuvieron sitiados en Oaxaca, para donde este ultimo se había visto obligado a retirarse con sus fuerzas; el sitio duró hasta diciembre de dicho año. Por fin el buen éxito de la revolución conocida en México por de la “Acordada” colocó a guerrero en el poder; durante el primer mes del gobierno de Guerrero, Arista fue promovido al puesto de teniente coronel.

Mientras era enviado Santa Anna contra los revoltosos, el vicepresidente Bustamante recibió el mando de un cuerpo de reserva y fue mandado a Jalapa; Arista tenia un puesto en aquel cuerpo. Bustamante se pronunció, causando la caída de Guerrero en diciembre de 1829, y a su vez se colocó en la silla presidencial el 30 del mismo mes.

Hasta el momento había sido Bustamante uno de los principales “Yorkinos”, pro abandonando a todos estableció un sistema de gobierno central.

Arista le sirvió lealmente y se encontró en casi todas las acciones que tuvieron lugar a favor de aquel gobierno, siendo una de las principales la famosa del “Gallinero”, dada en Octubre de 1832. Durante esta administración fue ascendido a coronel y después a general de brigada graduado.

Santa Anna se pronunció contra Bustamante y en razón de una nueva elección del congreso fue declarado presidente, tomando posesión de tal cargo el 1º de abril de 1833.

Después del nombramiento de Santa Anna fue promovido arista al elevado puesto de general de división, y en junio del mismo año era el segundo comandante del ejército.

Los actos del nuevo congreso originaron en el mes de mayo la revolución de Michoacán a favor de la religión y de los privilegios del clero, revolución que fue secundada en Chalco por Gabriel Durán con las tropas que tenía a sus órdenes. Santa Anna en persona, tomo entonces el mando del ejercito y secundado por Arista marchó contra los insurrectos, mientras que este último se retiraba con dirección a Cuernavaca al sur de México.

Durante esta marcha, Arista con toda la división se adhirió al movimiento de Durán y proclamó a Santa Anna dictador el 6 de Junio.

Durán y Santa Anna se reunieron en una conferencia, más este rechazó enérgicamente la dictadura, y después de haber estado detenido durante cuatro días como prisionero, consiguió fugarse y volver a México. Cualesquiera que hubiesen sido los planes de Arista y Durán, quedaron con esto desconcertados; no obstante avanzaron hasta las puertas de la capital.

El 7 de Julio dieron un asalto , pero fueron rechazados con pérdidas y se retiraron con cortas fuerzas para el interior del país, fortificándose en Guanajuato. Persiguiólos Santa Anna y atácalos en aquella ciudad, donde capitularon en octubre de 1833.

Por tal proceder Arista fue destituido y desterrado del suelo mexicano: en Noviembre del mismo año se embarcó para los Estados Unidos. (continuará)
Fuente: Periódico Oficial. La Union Democrática. Marzo 08 de 1881.

martes, 1 de julio de 2008

Indignación contra la libertad de manipulación

En esta semana se ha tomado el tema de la libertad de expresión en los noticieros de más alcance en México. En todas las emisiones de televisión y radio y a todas horas se ha tratado el tema. Algunos con más mesura que otros, algunos exagerándolo demasiado, otros más, con gran indiferencia pero la mayoría ha abordado el tema con gran indignación.

El problema se resume de manera muy sencilla, la suprema corte esta apunto de deliberar sobre lo que los medios han llamado la “Ley mordaza”, que no es otra cosa más que un aporte para la consecución de métodos que logren poner un alto a los altos índices de influencia política y social de los medios masivos de comunicación.

La ley se propuso a partir de los hechos que se dieron en las elecciones del 2 de julio de 2006 en las que los medios masivos, específicamente Televisa y TV Azteca, jugaron papeles protagónicos en las luchas de poder y de influencia sobre el pueblo.

La Ley pretende regular la participación de los medios masivos en cuestiones políticas lo cual, a la vez, pretende generar menos influencia de dichos medios en el poder de elección del pueblo.

El problema de la difusión de la noticia de esta ley por los medios masivos de comunicación, no radica en el hecho de que cumplan con la labor de informar al televidente, o lector, o radioescucha, sino en el intento de vender la idea de que dicha ley atenta contra la liberta de expresión, atenta contra la libertad misma del hombre y la libertad misma de un ciudadano independiente, tan exagerados han sido los comentarios, específicamente de TV Azteca y Televisa que han afirmado que es un atentado contra la soberanía nacional, la libertad del género humano y contra los ideales de la independencia y la revolución mexicana.

Principalmente esas dos televisoras han emprendido una campaña de desprestigio contra la suprema corte de justicia y contra el gobierno del país, y no se trata pues de defender al gobierno o la suprema corte que sin duda adolecen de problemas que cada uno de nosotros podemos definir de manera distinta, el problema es que valiéndose del gran poder de convencimiento que tienen, tratan de enfocar la atención del pueblo hacia un problema que la verdad solo les afecta a ellos y no atenta de ninguna manera contra la libertad de expresión ni contra la soberanía nacional, mucho menos contra los ideales independentistas y revolucionarios.

Sucede que los contratos millonarios con los partidos políticos, la venta de spots de tv, y los favores políticos a cambio de campañas publicitarias de los candidatos terminarían, eso es lo que sucede, sucede que tendrían que limitarse a informar imparcialmente y cuidarse de emitir juicios de valor contra algún partido o candidato e incluso el gobierno, sucede que no podrían decir deliberadamente que un candidato pretende destruir al país y su soberanía, sin que tengan que enfrentar las consecuencias de hablar sin pruebas, sucede que no podrían meter mensajes políticos en sus novelas y en sus programas de farándula, en fin, sucede que le estaríamos quitando un poco de poder al denominado "cuarto poder nacional" que son los medios masivos de comunicación.

Vender una idea errónea de los acontecimientos que suceden en el país, mal informar a la población, contaminarnos con programas cargados de discriminación social y racismo, llenar nuestra vista con imágenes llenas de violencia, hacer creer que indagar en la vida de los hombres y mujeres de la vida pública es periodismo y participar como cómplices en distracciones políticas nacionales como el famoso caso del “Chupacabras” son delitos más graves y de mayor relevancia que la supuesta censura que le instauraría la suprema corte de justicia de la nación.

No olvidemos que la libertad propia termina donde comienza el derecho ajeno, los medios de comunicación penetran en nuestra intimidad, en nuestro núcleo primario que es la familia, penetran en la mente del pueblo y han manipulado a su antojo durante los últimos 30 años la información, ahora pretenden manipular los sentimientos y las garantías individuales, pretenden jugar con el televidente, el lector y el radioescucha a la indignación y la rabia por el pisoteo de una libertad que adolece, en efecto, pero no de donde ellos lo piensan, sino de lo que ocasionan por la basura que ellos mismos generan.

Son tiempos difíciles, tiempos de confusión, hoy día más que nunca debemos fortalecer nuestros valores y lo que les transmitimos a nuestros seres queridos, hijos, sobrinos, padres, hermanos, para formar generaciones solidamente fundadas en el respeto, la libertad y la tolerancia y lo que verdaderamente significa cada una de estas palabras.

Soberanía, Justicia y Libertad.