Casi un año y medio estuvo ausente, hasta que a merced de amnistía general pudo regresar en Junio de 1835. Por sus cartas escritas durante aquel periodo se echa de ver que había resuelto abandonar la vida política y militar. Más habiéndosele notificado oficialmente que había sido restituido al puesto de brigadier, en virtud del decreto de amnistía general de 2 de Mayo de 1835, asumió su posición militar, y en aquel mismo año fue nombrado juez del tribunal supremo de Guerra, cuyo cargo ejerció hasta abril de 1837, recibiendo los mayores elogios del gobierno por los eminentes servicios que prestará.
En junio de 1837 fue nombrado miembro de la junta de código militar y poco tiempo después miembro del Consejo Consultivo de guerra; en octubre del mismo, inspector de la milicia activa, durante cuyo tiempo la reorganizó y puso en estado de instruirse; por cuyo servicio recibió también los elogios del gobierno.
En septiembre de 1838 asumió el mando de las fuerzas destinadas a operar contra la invasión francesa en Veracruz. Yendo en camino recibió órdenes del general Santa Anna, que mandaba en jefe para que apresurara la marcha hacia aquella ciudad; legó en la tarde del 4 de diciembre y en la mañana del cinco fue hecho prisionero por los franceses: a los dos meses se le puso en libertad bajo palabra de honor.
En 1839 se le confió el mando de una brigada destinada a reprimir la revolución de Urrea en Tampico, y con sólo 400 hombres obligó a aquel general a rendirse con una fuerza de 1200 hombres.
Poco tiempo después fue nombrado comandante general de Tamaulipas, y a fines del mismo año de 1839, general en jefe de división del ejército del norte-, después de varios encuentros con los insurrectos de los departamentos orientales, los derrotó en Santa Rita, consiguiendo pacificar toda la frontera, lo cual le valió una cruz de honor especial.
En septiembre de 1841 renunció al mando, pero fue nuevamente llamado. Poco después fue exonerado de su cargo por una revolución, mas después de la caída de Santa Anna en diciembre de 1844, fue llamado otra vez, y en pocos días hizo que el gobierno de Herrera, sucesor de Santa Anna, fuese reconocido por todos los departamentos orientales.
Después de declarada la guerra entre México y los Estados Unidos, Arista hizo grandes esfuerzos por poner la frontera oriental en respetable estado de defensa, y para elevar su brigada a 6000 hombres, lo cual fue negado por el gobierno; después de la revolución del general Paredes (que se hizo elegir presidente) con toda la división de reserva fue depuesto Arista en San Luis Potosí. Sin embargo al saber Paredes que el ejercito americano se aproximaba a la frontera, lo reintegró en el mando en aquel 4 de abril de 1846.
Dirigió las batallas de Palo Alto, Guerrero y la Resaca.
Se comenzó el examen por el solicitado después de las perdidas de estas batallas, pero cesó a fines de la guerra de 1846. por fin en Mayo de 1850 fue restablecido por su antigua reputación, declarando las cámaras que se había dedicado con gloria a la defensa de su país en las batallas de Mayo de 1846, practicando cuanto podía exigirse de su conciencia, su honor y sus deberes.
En Junio de 1848 fue nombrado ministro de la guerra por el presidente Herrera, y una vez colocado en tan importante cargo, dirigió toda su atención hacia la rehabilitación material del departamento, que por haber sido el principal teatro de la última guerra, se había perjudicado inmensamente, en razón de las circunstancias excepcionales del país.
Hizo que la artillería fuese reparada o renovada, las piezas inservibles de distintas partes de la república, fueron recogidas y de nuevo fundidas. Organizó rápidamente en 1850 un tren de 28 piezas que fue conducido a la capital, donde no había ninguno cuando tomó posesión del puesto que entonces ocupaba; estableció una nueva fundición de cañones con todos los aparatos necesarios; organizó los arsenales y estableció oficinas para la reparación de las armadas.
Bajo sus auspicios, la “Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística” preparó entre otras obras de importancia un basto y bien trabajado mapa de la República Mexicana. La sección de Geografía del departamento central, organizó igualmente un atlas general y planos de los puertos. Los inválidos del ejército fueron aprovechados colocándolos en servicio de la guarnición de México.
Hacia mucho tiempo que existía el proyecto de establecer colonias agrícolas y militares en las fronteras de México; Arista lo llevó a cabo en los límites de los estados de Tamaulipas, Coahuila, Chihuahua, Sonora y Baja California y en otras comarcas del interior, como en Sierra Gorda. A cada una se le concedió una vasta extensión de terreno que se dividiría entre los colonos a quienes el gobierno suministraba instrumentos para la agricultura.
Las colonias estaban constituidas única y exclusivamente por soldados que gozaban de todos los derechos de colonizadores, estando exentos de toda clase de contribuciones, como así mismo de los honorarios que la iglesia exigía. Mientras Arista estuvo en el poder, dichas colonias prosperaron, pero decayeron después.
El general arista desplegó mucha actividad y gran discernimiento como ministro de guerra, cualidades que brillaron mil veces tanto en los consejos de Estado, como en la administración de su ministerio; cualidades que dieron por resultado la sofocación de 17 revoluciones, pues tal fue el número de las que ocurrieron en aquellos años.[1]
La principal dificultad que había uqe afrontar era la falta absoluta de dinero. La importancia de la indemnización a los estados Unidos, había sido ya determinada por la ley de 1849, para la regularización de la deuda pública, las cuentas se hadaban en confusión y el cálculo acusaba un déficit de más de cuatro millones de pesos; todas las fuentes de ingreso habían sido forzadas, y hasta agotadas; los gastos fueron reducidos considerablemente. Era pues necesario un aumento de egresos; así que uno de los primeros cuidados de la administración fue recomendar los medios de obtener una pronta y permanente economía.
Las sesiones del congreso se 1851 se cerraron sin que hiciese cosa alguna; las cámaras estaban en oposición, el senado manifestaba hostilidad mientras que la camara de diputados lo apoyaba.
Hacia finales de 1851 tuvo lugar una seria revolución en el estado de Tamaulipas. El gobernador del estado para combatir este movimiento, cuyo fin u objeto era el contrabando, contrajo el compromiso de establecer nuevas y reducidas tarifas; esto último no le fue concedido por el gobierno, lo que ocasionó continuas protestas de los comerciantes y reclamaciones de los ministros extranjeros.
La falta de fondos tenia al gobierno en conflicto, y hubo que suspender casi totalmente el pago del juro de la deuda pública y disminuir el sueldo de los empleados.
Durante el año de1851 se dominaron varias insurrecciones, pero al siguinte tomaron rápido incremento.
La prensa convirtió a Arista en blanco de los más violentos ataques. En julio del mismo se levantó una fracción en Guadalajara que tomó posesión de aquella capital, cuya población ascendía a cerca de los 8000 habitantes. Las autoridades legales huyeron, las corporaciones religiosas con el obispo se sometieron bien pronto al llamado gobierno provisional proclamado allí. En agosto hubo una revolución en Mazatlán, mientras otra estallaba en Jalapa. En Septiembre Santa Anna fue aclamado públicamente en Guadalupe, y sus partidarios corrieron a aumentar el número de los revoltosos.
Se convoco al congreso a sesión extraordinaria y así mismo se convoco a los gobernadores de los estados a que ayudaran a la supresión de la revolución. La mayor parte de los gobernadores prometieron ayudarlo, sin embargo pronto cayeron en la apatía, pos su parte el congreso cerro sesión sin haber aportado ayuda alguna.
La revolución seguía creciendo y el congreso no mostraba el interés necesario para la solución de los problemas, finalmente viendo que nada resolvía el Congreso y que la Constitución no le confería poderes para adoptar las medidas que le sugería su espíritu, entregó Arista el gobierno el cinco de enero de 1853, como estaba prescrito en la constitución, en caso de renuncia, en manos del juez presidente del tribunal supremo.
Se retiró Arista entonces para su hacienda de los Llanos de Apam y formó el propósito de vivir el resto de su vida retirado de la cosa pública. Sin embargo su presencia incomodaba a sus enemigos y aunque padecía física y moralmente, fue desterrado de su patria.
Viajo por Europa y estando en España se agravaron sus dolencias, partió para Francia, pero en el camino Falleció en Lisboa a la edad de 53 años, el mismo día que Santa Anna que le había usurpado el poder, huyó de la ciudad de México; su corazón fue mandado a esta conforme a sus deseos.
En 1857 el gobierno de Álvarez dispuso que sus restos mortales fueran trasladados a su patria a expensas del erario. Fue reconocido su valor y por un decreto especial que ratificó el congreso constituyente, declaróse que había merecido bien de su patria; honra esta la más alta que México puede conferir, no sólo en vida, sino aún después de la muerte.
Fue Arista hombre de pasiones fuertes de temperamento sanguíneo, sensible como una mujer y de corazón bondadoso. Escribió mucho; expresaba sus ideasy pensamientos con claridad y vigor en un estilo notablemente conciso. Era entusiasta por la prosperidad de la agricultura.
Fue casado, no hizo fortuna, pues aunque poseía una valiosa propiedad, para comprarla tuvo que ser auxiliado por sus hermanos con dinero.
Su testamentaria esta actualmente en liquidación, y se calcula que después de pagadas las deudas nada sobrará.
[1] Seria bueno consignar, porque el texto no lo hace, que en enero de 1851, fue electo presidente constitucional de los Estados Unidos Mexicanos.