De esos centros, 12 forman parte de órdenes y congregaciones católicas, cinco de iglesias protestantes y uno a la Gran Logia, según cifras publicadas en la prensa nacional.
El reporte también aclara que solo 14 están registrados por el Departamento de Economía del Ministerio de Salud Pública (MINSAP).
El dinero destinado por el Estado a este tipo de asistencia social equivale a un millón de pesos mensuales para dividir entre todos los centros, es decir, 55,555 pesos como promedio a razón de 1,851 diariamente, los cuales se destinan a compra de alimentos y medicamentos y el pago de los trabajadores, aclaró el doctor Alberto Fernandez, jefe de la Dirección de Atención del Adulto Mayor en Salud Pública.
Apuntalados desde el exterior
A pesar de exigua cifra, el funcionario aseguró que el presupuesto estatal representa una parte importante en las finanzas de estos centros a los cuales se niega catalogar como privados. Pero aunque no se da una definición exacta de cómo encasillarlos, evidentemente las donaciones de terceros, desde el extranjero, permiten el sustento de cientos de personas que tienen asegurado cama y comida todos los días del año.
Como ejemplo de estas instituciones se muestra el caso del Hogar de Ancianos William Booth, del municipio Marianao en La Habana, donde habitan 34 personas y es operado por la Iglesia Protestante Ejército de Salvación en Cuba, que inauguró la entidad en 1944. Esta misma denominación tiene otro centro en Camagüey, con la colaboración del Consejo de Iglesias de Cuba, y dedicado a personas adictas al alcohol.
Entre los planes se encuentra la creación del segundo hogar de ancianos en Santa Clara, ciudad con el índice de envejecimiento más alto de la Isla, mientras proyectan la construcción de un tercero en Holguín.
Los hogares de ancianos operados por entidades religiosas y congregaciones representan solamente un 12.5 por ciento del total existentes en la nación, cuyo número según las cifras de la Oficina Nacional de Estadísticas es de 144, 12 menos que los existentes en el 2008.
Preocupante resulta en un país que tiene una tendencia creciente al envejecimiento, el número de camas disponibles para ancianos con necesidades de techo y comida: tan solo 9,598 en el 2013, por debajo de las 12,106 habilitadas en el 2008.
Un asunto muy serio
La seriedad del asunto se agudiza al tener en cuenta que el 18.3 por ciento de la población cubana tiene 60 años o más, a lo que se suma el deterioro de la infraestructura habitacional de la nación, el bajo retiro que reciben los ancianos, y el alto costo promedio de alimentos y otros insumos en el país.
Ante estas circunstancias, muchos se sienten en el paraíso cuando son aceptados en cualquiera de los 18 hogares de ancianos “privados”, donde alimentación, avituallamiento e incluso dinero en efectivo para gastos como cigarro o café no les faltan a los beneficiarios. Las personas admitidas allí entregan a cambio un por ciento de su cheque de asistencia social, el cual muchas veces no supera los 250 pesos cubanos (unos $11 dóalres mensuales).
Durante décadas, el régimen de La Habana se ha ufanado ante el mundo de su sistema educacional, salud y asistencia social; las dos primeras esferas han mostrado evidentes síntomas de decadencia y deterioro, imientras la asistencia social ha visto menguado el presupuesto destinado para las ayudas.
En una investigación de la CEPAL en el 2012, titulada Sistemas de Protección Social en America Latina y el Caribe: Cuba, el economista Carmelo Mesa Lago ejemplificó claramente que si el gasto social tuvo un 55.3 por ciento del presupuesto estatal en 2007, el índice bajó 2.2 décimas en el 2010.
Reducciones de asistencia social
La prensa oficialista reconoció en noviembre del 2013 que la infraestructura de hogares y asilos para ancianos de la isla necesita “transformaciones urgentes” y que no que cubre las 17,000 plazas necesarias.
A ello se le une 230 “casas de abuelos”, donde solo son recibidos en horario diurno. En estos locales hay capacidad para 7,398 personas, mientras hay una demanda de más de 20,000.
La asistencia social se ha visto reducida como parte de los ajustes del gobierno de Raúl Castro. De hecho, el gasto de seguridad social bajó por primera vez en décadas de 5,589 millones de pesos en el 2014 a 5,564 en el 2015, de acuerdo con estadísticas oficiales.
Constantemente los hogares de ancianos y locales donde se atienden a estas personas son criticadas por la población debido a las malas condiciones de los locales y el deficiente servicio de atención. Fuentes de la prensa independiente han reportado varias muertes en estas instalaciones, ninguna en las operadas por congregaciones o entidades religiosas.
Las instituciones para ancianos verán un inevitble incremento en Cuba en los próximos años debido al envejecimiento poblacional en el país y podría aumentar la cantidad en manos privadas o semiprivadas ante la evidente imposibilidad gubernamental de garantizar la cobertura a los necesitados.
Fuente: Agencias.