La masonería,
organización a la que pertenecieron próceres independentistas de América Latina
como Simón Bolívar y José de San Martín, ha dejado atrás en Argentina su
carácter secreto, echando mano de las redes sociales para sumar miembros a
través de Internet.
Argentina cuenta
con unos 12.000 masones, aunque menos de la mitad son miembros activos,
repartidos en unas 200 logias en todo el territorio donde se celebran 'tenidas'
semanales, ceremonias con debates de ideas que en ocasiones son abiertas al
resto de la sociedad.
Tras superar
debates internos, la organización en Argentina comenzó una política de apertura
hacia la sociedad cuando la caída de miembros amenazaba su propia subsistencia,
dijo a la AFP Angel Clavero, Gran Maestre de la Gran Logia de la Argentina de
Libres y Aceptados Masones.
Desde hace un
tiempo empezó a difundir sus actividades en las redes sociales y eliminó el
requisito de padrinazgo para los ingresantes, que ahora sólo deben llenar un
formulario por Internet y superar una serie de entrevistas personales "en
las que se evalúa que esté libre de fanatismos".
"En Brasil hay
unos 300 mil masones, en Estados Unidos 4 millones, no necesitan este tipo de
políticas que nos permitió a nosotros sumar cientos de hermanos y bajar la edad
promedio de 60 a 36 años, con una gran trabajo en las universidades",
explicó Clavero.
Pese al halo de
modernidad, la logia mantiene el apego a rituales iniciáticos y a ciertas
reglas como la prohibición del ingreso de mujeres a la fraternidad, algo que ya
ha sido dejado de lado en otros países, donde las logias mixtas son frecuentes.
En Argentina esta
prohibición dio origen en 2009 a la Gran Logia Femenina, aunque sólo cuentan
con 500 miembros.
Desde su fundación en 1857
"la masonería argentina ha dado al menos siete presidentes de la Nación,
14 vicepresidentes y decenas de ministros en todos los gobiernos, incluso en el
actual hay hermanos masones", aseguró Clavero.
El mandil, especie de delantal,
el collarín y los guantes blancos, son prendas y atributos que siguen presentes
en las ceremonias públicas o en las reuniones que se celebran en el Palacio
Cangallo, la señorial sede de dos pisos que la masonería argentina posee a
escasas cuadras del Obelisco de Buenos Aires.
"Son las herramientas que se
utilizaban en los viejos canteros medievales resignificadas como símbolos
masones de trabajo, rectitud moral y tolerancia", indicó Clavero.
Según Clavero existe un
desconocimiento acerca del papel de la masonería como artífice en el armado de
la República en parte porque la masonería se escondió adentro de sus templos y
también porque los gobiernos de facto la persiguieron.
En la últimas décadas la
institución tuvo reuniones con la curia argentina en un país con 75% de
católicos e incluso saludó con un mensaje público la consagración de Jorge
Bergoglio, el papa Francisco.
Fuente: Agencias.