Fundadores de Mariano Arista

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martes, 10 de noviembre de 2015

Carta Masónica de Santiago



La XXXVIII Asamblea Anual de la VI Zona de la Confederación Masónica Interamericana, reunida en Santiago, tras un profundo análisis acerca de la sociedad presente y futura y el rol que debe cumplir la Francmasonería, ha resuelto emitir la Carta Masónica de Santiago, firmada por los Grandes Maestros de Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, España, Paraguay, Perú y Uruguay. Por su interés, El Oriente reproduce la carta en su integridad.

La Francmasonería Universal es una institución esencialmente ética, filosófica, humanitaria y de inspiración docente. Forma hombres para que contribuyan a mejorar la sociedad, consecuentemente, nada de lo que ocurre en la sociedad, le es ajeno.

Nuestras sociedades se han visto conmocionadas en los últimos años por tensiones de distintas naturaleza que inhiben y comprometen seriamente la posibilidad de alcanzar niveles satisfactorios de desarrollo humano. Existen viejos problemas no resueltos, tales como la pobreza, la existencia de una gran desigualdad social y económica, ineficiencia de los sistemas de pensiones, de salud, de educación y de vivienda entre otros y problemas nuevos como la criminalidad infantil, juvenil, todas las formas de tráfico ilegal y la irrupción de una economía criminal. Los fundamentalismos crecen, la intolerancia se hace práctica y el civismo republicano da paso a la enemistad social y a la violencia.

Los avances espectaculares alcanzados en el desarrollo de la matriz tecnológica y en las comunicaciones, vienen acompañados de indudables beneficios, pero también de significativos problemas. Se producen desarrollos admirables del ingenio humano que pueden mejoran la calidad de vida, pero rápidamente aparecen las consecuencias indeseables, como por ejemplo; los comportamientos pragmáticos, la percepción superficial de la realidad, las tendencias al consumismo, un cierto relativismo ético, entre varias más.

Por su parte los gobiernos y sectores políticos se ven atrapados en una espiral de complejidades, demandas y necesidades difíciles de satisfacer y, también, son atrapados por distintas formas de corrupción, tensionando seriamente la capacidad para generar gobernabilidad. La sociedad en general se hace vulnerable e incierta.

Ciertamente no es la sociedad que queremos para el ser humano del Siglo XXI, aquella susceptible a la desigualdad, la injusticia y la inestabilidad política.

La ciudadanía, aspira a una conducción responsable y a un progreso real, repudia bajo diferentes caminos la defensa de intereses políticos o económicos subalternos. Nuestros países se merecen un escenario de progreso y transparencia, un sistema político a la altura de las necesidades de la sociedad, que permita alcanzar un orden en que los derechos de todos estén protegidos, en donde el bien común sea efectivamente la prioridad del Estado.

Estudios académicos, de organismos internacionales y de distintas fuentes coinciden en que el futuro para los próximos 30 años nos depara un sinnúmero de otros desafíos tales como la problemática ambiental, el cambio climático, la necesidad del mejoramiento de las democracias, la necesidad de una educación que contribuya a la movilidad social, la plena incorporación de los discriminados y excluidos, las migraciones nacionales e internacionales, y muchos otros retos.

No se debe olvidar que el hombre nuevo que la Masonería trata de construir está formado en ideales y valores éticos de validez universal, para su transformación, y desde allí a la sociedad. La masonería no es una universidad, ni un partido político, ni una organización religiosa, ni una organización no gubernamental. Es claramente una Institución humanista, laica y tolerante que persigue los ideales de Libertad, Igualdad y Fraternidad que por medio de su inclaudicable labor docente ha hecho, y continuará haciendo, efectivos servicios a la humanidad.

Es por ello que, en virtud de lo expuesto, la XXXVIII Asamblea de la VI Zona de la Confederación Masónica Interamericana renueva el compromiso de las Grandes Logias afiliadas para profundizar la lucha por la vigencia de los principios esenciales del humanismo francmasónico, para entregar un aporte real, a través de sus miembros a enfrentar y superar los desafíos presentes y futuros mediante la construcción de ideas y su promoción y puesta en acción. El diagnóstico que surge de los párrafos pertinentes nos muestra que en el mundo tenemos una tarea imponente y magnífica: La oportunidad de aportar al mejoramiento de nuestras sociedades para hacerlas más fraternas, libres e iguales. Aquello se debe hacer real y transitar de las palabras a la acción, y en esto las Grandes Logias reunidas en esta oportunidad manifiestan su voluntad de ser agentes activos en favor del progreso, la paz y el encuentro político social y de salud.

Fuente: Gran Logia de España.