Más de un centenar de masones asistieron el sábado al Parque Maceo para rendir tributo a Antonio de la Caridad Maceo y Grajales, conocido por el Titán de Bronce, quien fuera miembro de la orden de los Francmasones.
Así, se retomó una tradición masónica de antaño, cuando la masonería florecía en nuestro país.
Este día, que por mucho tiempo fue declarado duelo nacional, los masones de La Habana peregrinaban hacia este parque. Desde la Respetable Logia Antonio Maceo, ubicada en la Calle Jesús Peregrino y a través de Marqués González, llegaban directo a este sitio donde recordaban con respeto y admiración al hermano caído en combate por la libertad de Cuba.
El recorrido no se realizaba desde hace más de cincuenta años, aunque no se dejó de asistir al lugar, donde unos pocos ponían una ofrenda floral a la memoria del caído y luego se dedicaban algunas palabras al prócer en presencia de los pocos hermanos que asistían al acto público.
El motivo de la pobre participación, y el miedo a la presentación en público de los masones, se debe a que con el comienzo del régimen castrista la masonería comenzó un período de decadencia por las persecuciones y encarcelamiento que sufrieron sus miembros. Muchos masones en esa época optaron por abandonar la institución por temor a la represión.
En la actualidad, existen jóvenes esperanzas de la fraternidad, interesados por pertenecer al cuerpo masónico, y con la tutoría de sus miembros aprenden el verdadero propósito de la masonería, que es el de perfeccionar al hombre, enarbolando siempre como su mayor divisa la libertad, igualdad y fraternidad.
Este acto de homenaje se llevó a cabo en una discreta y respetuosa marcha, a pesar de que fueron un poco más de cien masones, de miles que militan en sus filas.
La peregrinación demostró la fuerza y el espíritu masónico que aún vive en esta orden, caracterizada por ser la que más elementos ha aportado a la independencia, la libertad y la cultura de este país en épocas pasadas.
Fuente: Agencias.
