El pasado 12 de marzo llegaba a la sede de la Gran Logia de España (GLE) un burofax advirtiéndole que debe desalojar en breve su sede ubicada en la Gran Via de Barcelona. En realidad, todos los inquilinos de la finca recibieron el mensaje de la propiedad que ha decidido reconvertir el céntrico edificio (junto a Paseo de Gracia) en un hotel. La Gran Logia de España había alquilado los bajos del inmueble hace más de 30 años, donde instaló su sede y adaptó las estancias a sus necesidades.
La aplicación de la Ley de Arrendamientos Urbanos (la Ley Boyer) dará así la puntilla a una organización histórica. Esa misma ley que ha hecho desaparecer establecimientos emblemáticos del centro de Barcelona como las librerías Catalònia o Canuda y que amenaza a otros como el colmado Quílez, la camisería Deulofeu o la filatelia Monge. Si ellos han caído, ¿por qué no el principal templo de la masonería española?
“Le hemos pedido a la propiedad que nos dé algo más de tiempo y no habrá problema. Nuestra idea es tener ya algo antes de verano y trasladarnos definitivamente en el mes de septiembre. De momento, estamos buscando nueva sede, aunque no es fácil, ya que el local debe reunir determinadas características y hemos de acondicionarlo para que albergue nuestros templos”, explica a El Confidencial Óscar de Alfonso, abogado valenciano que el pasado 8 de marzo fue reelegido Gran Maestre de la Gran Logia de España (GLE).
Pero no es la pérdida de su sede el único problema que atenaza a la mayor organización masónica española. El mismo día de su reelección, De Alfonso presentó ante la GLE una resolución que decía textualmente: “Reconocemos a la Corona de España como la institución que representa al pueblo español y por cuya voluntad política se instituyó la Constitución de 1978, expresando nuestra adhesión a Vos, Majestad, por compartir con nosotros, masones regulares, el servicio a España, la defensa de la Constitución y el respeto a los derechos humanos”.
En el interior de la GLE, no obstante, un pequeño grupo de afiliados están en pie de guerra contra la cúpula dirigente. “Se están haciendo cosas que no corresponden. Deberíamos modernizar la institución. El pasado 8 de marzo, el Día de la Mujer hubo por primera vez una manifestación en las calles a la cual acudieron los masones con sus símbolos distintivos. Había allí hermanos de muchas obediencias y la GLE dijo que eso era una cosa que no iba con ella. Pero pedir la igualdad de hombres y mujeres es un clamor popular y entra dentro de los valores que reivindicamos. Si a ello se le une la entrada en política con el comunicado de apoyo a la Corona, tenemos un caldo de cultivo idóneo para la protesta interna. Y hay algunos hermanos que hablan ya de escisión y de irse en bloque a otra obediencia”, explica a este diario una fuente de los descontentos. El tema, pues, alcanza ya una mayor trascendencia.
Esta resolución es aprovechada por un sector de la masonería para acusar a la dirección de la GLE de entrar en política. Según ha podido conocer El Confidencial, un grupo de afiliados a la logia elaboró un escrito de réplica a De Alfonso en el que señalan que “reconocemos en la figura del Rey al legítimo jefe del Estado español, por lo que lo aceptamos y respetamos. Pero eso no implica que no seamos críticos, pues pensamos que los masones no debemos considerar a la institución monárquica como garante de las libertades democráticas pues por su propia naturaleza no lo es, dado que está basada en un sistema de herencia por consanguineidad y no en una elección democrática”.
El escrito afirma también que “los predecesores más inmediatos de este monarca, desde Fernando VII a Franco (su mentor), lucharon contra la masonería de forma radical, promulgando leyes de persecución y asesinando o condenando a los masones en juicios grotescamente injustos, a profusas penas de cárcel”. Y más adelante subraya que “la adhesión al Rey como persona muestra una innecesaria pleitesía al descendiente de una evidente tradición antimasónica”.
Reconocimiento al jefe del Estado
Además, señalan los descontentos que “si se abre esta línea de pronunciamientos políticos, reclamamos que se haga un pronunciamiento oficial de repulsa y condena al periodo franquista y se tomen las necesarias medidas para la restitución de la memoria de aquellos masones que tuvieron que tomar forzosamente el camino del exilio por su condición y de los que tuvieron que soportar cualquier tipo de persecución”. En resumen, afirman que la resolución “nos posiciona políticamente con dicha institución [o sea, con la Monarquía], hecho que constituye una colosal y sorprendente discordancia con el criterio que emana de la Constitución y Reglamentos de la GLE”.
Para Óscar de Alfonso, este tipo de pronunciamientos “son normales. Nuestros hermanos de países como Francia, Alemania, Italia o Portugal lo hacen con regularidad. ¿Por qué nosotros no podemos hacerlo? Pero habría que recordar que la resolución no es una adhesión a la Monarquía, sino un reconocimiento al jefe del Estado. La única diferencia es que en otros países es al presidente de la República y aquí es al Rey. Y eso porque el jefe del Estado representa la ley; de ahí que le expresemos el reconocimiento”.
El Gran Maestre subraya también que en la asamblea donde se aprobó el escrito estaban presentes 250 hermanos y no hubo ni un solo voto en contra. “Por tanto no entiendo el malestar creado que, dicho sea de paso, es muy pequeño, ínfimo. Y, por si fuera poco, quien más se ha molestado son los de otras obediencias”.
Irrupción independentista
En este sentido, la logia Gran Oriente de Cataluña (GOC), una organización masónica no regular, emitió hace pocos días un comunicado en el que arremetía contra la GLE, de la que dice que “ni ésta ni ninguna otra resolución de la GLE representa la opinión de la globalidad de los masones del Estado español y aún menos de los Países Catalanes”.
Reconoce esta logia que “es costumbre entre los masones de todo el mundo brindar, en sus banquetes ceremoniales, a la salud del jefe de Estado de su país”, pero que el GOC “rechaza la soberanía española” a favor de la “plena soberanía del pueblo catalán” y, por tanto, “brinda a la salud del presidente de la Generalitat (con independencia de quien sea, en cada momento, el titular del cargo), no a la del Rey de España”. Y termina diciendo que, “en cualquier caso, una cosa es la costumbre del brindis a la salud del jefe del Estado del país al que pertenece una obediencia y otra muy distinta una adhesión pública a una institución política como la Monarquía española liderada por la casa de Borbón”.
Para De Alfonso, sin embargo, el GOC es una logia que no tiene ninguna representatividad. “En estos momentos, el jefe del Estado es el Rey Juan Carlos. Si hubiese una república, hubiésemos brindado por el presidente de la misma. Y si hay independentistas a los que esto no les gusta, lo siento. Este brindis ya se hizo con todos los anteriores grandes maestres. Y puedo asegurar que no entendemos de política. Por tanto, lo que digan otras obediencias no me preocupa”.
Fuente: Agencias.