Álvaro Obregón nació el 19 de febrero de 1880, en la hacienda de Siquisiva, municipio de Novojoa, Sonora. Realizó sus estudios primarios en Huatabampo, donde se desempeñó en varios oficios y, por muchos años, como agricultor.
Fue un hombre de gran arraigo popular, que se caracterizó por su inteligencia, su extraordinaria memoria, y por su espíritu alegre y festivo.
En 1911, con el apoyo de Adolfo de la Huerta, inició su carrera política y fue electo presidente municipal de Huatabampo; sólo dos años más tarde decidió apoyar a Venustiano Carranza, entonces gobernador de Coahuila, en su lucha contra Victoriano Huerta; en esta batalla, Obregón se convirtió en el principal operador de la derrota de Huerta, la cual quedó marcada con la firma de los Tratados de Teoloyucan.
Durante la gestión de Carranza, fue nombrado Secretario de Guerra y Marina, periodo durante el que fundó la Escuela del Estado Mayor y la Escuela Médico Militar; y leal al primer mandatario, combatió exitosamente a los zapatistas y a los villistas cuando la Convención Revolucionaria de 1915 lo desconoció.
Casi al terminar el periodo de Carranza, considerado como uno de los militares más brillantes de la Revolución, un verdadero caudillo, en 1920 Obregón manifestó sus aspiraciones para ser el nuevo Presidente, lo que le provocó un rompimiento con el mandatario, derivado en su persecución y posterior unión al Plan de Agua Prieta.
Al triunfo de esta batalla y tras el gobierno provisional de De la Huerta, se convocó a elecciones de las que, por su fuerza y prestigio acumulado como caudillo vencedor, resultó ganador, siendo presidente de la República Mexicana de 1920 a 1924.
Durante su mandato, convencido de que la única forma de impulsar el crecimiento del país era educando a la población, creó la SEP y fundó la Escuela Nacional de Agricultura y el Instituto Tecnológico Industrial, antecesor del Politécnico Nacional; en su idea de recuperar la paz, reestructuró al Ejercito; desarrolló una gran labor agraria de conformidad con lo establecido en la reforma de 1915; y en busca del reconocimiento diplomático internacional, en particular de los Estados Unidos, firmó los Tratados de Bucareli.
En 1924 entregó la Presidencia a Plutarco Elías Calles, pero sólo dos años después, en plena Guerra Cristera, tras las modificaciones constitucionales logradas -la posibilidad de reelección, siempre y cuando no fuera continua- manifestó nuevamente su interés de ser presidente. El proceso electoral de 1928 se llevó a cabo y resultó victorioso nuevamente.
Sólo unos días después del resultado electoral, el 17 de julio de 1928, en una comida celebrada en su honor en el restaurante La Bombilla, de la Ciudad de México, fue acribillado, terminando así la era del caudillismo en México.
Referencia:
Gobernantes de México. Desde la época prehispánica hasta nuestros días. Orozco Linares, Panorama
La crisis Obregón – Calles y el Estado Mexicano. Loyola Díaz, Rafael. Siglo XXI.
Álvaro Obregón, el glorioso caudillo de la Revolución Mexicana. Pablo Serrano Álvarez. INEHRM.
El imperialismo vigilante. Francisco Javier Meyer. El Colegio de Michoacán.
Gobernantes de México. Desde la época prehispánica hasta nuestros días. Orozco Linares, Panorama
La crisis Obregón – Calles y el Estado Mexicano. Loyola Díaz, Rafael. Siglo XXI.
Álvaro Obregón, el glorioso caudillo de la Revolución Mexicana. Pablo Serrano Álvarez. INEHRM.
El imperialismo vigilante. Francisco Javier Meyer. El Colegio de Michoacán.
