Los misterios del Templo. |
Sobre los dineros que se tendrán que destinar a la recuperación del edificio de la calle San Lucas, el consejero delegado de la Sociedad de Desarrollo, Florentino Guzmán Plasencia, aseguró ayer que "el 70% de los fondos procederán de la inversión privada". En ese sentido, Guzmán también explicó, durante la visita al Templo que organizó el Consistorio para los medios de comunicación, que ya se han recibido pequeñas aportaciones económicas de particulares.
Aunque no será hasta mañana cuando comiencen las visitas guiadas para aquellos ciudadanos que hayan reservado plaza, ya son más de 1.000 las peticiones que ha recibido la Sociedad de Desarrollo para poder acceder al inmueble. "Tenemos una lista de espera por si se produce alguna baja que otra persona pueda acceder", comentó el edil socialista.
Las visitas, que se celebrarán todos los jueves y viernes de este mes, tendrá una duración de unos 20 minutos y se dividirá a los asistentes en grupos de diez debido a que el templo no se encuentra en condiciones óptimas. Lo primero que se les explicará a los visitantes es la importancia arquitectónica del edificio pero también de su curiosa fachada. "Las dos columnas que se encuentran a ambos lados de la puerta de acceso emulan a las erigidas en el Templo de Salomón, llamadas Jaquín y Boaz", afirmó la historiadora Ana Benedicto, quien también destacó la decoración de la puerta principal en forma de cruz griega.
Pese a que lo que más pueda llamar la atención de la fachada del inmueble son las cuatro esfinges que guardan el acceso al edificio, la historiadora también resaltó el frontón triangular donde se halla el "ojo que todo lo ve" o el sol alado que se encuentra justo encima de la puerta de entrada. Todos estos son símbolos de protección para los masones, concretamente, para los integrantes de la Logia de Añaza, quienes encargaron la construcción del edificio al arquitecto Manuel de Cámara.
"De los seis proyectos constructivos que se idearon para levantar templos masónicos en Canarias, solo se llegaron a edificar cuatro y el de Santa Cruz es el único que queda en pie", comentó la historiado mientras se adentraba en la Sala de los Pasos Perdidos.
La siguiente estancia que verán los visitantes será la Cámara de Reflexión, lugar en el que las personas que se iniciaban en la masonería tenían que pasar unas 24 horas antes de poder entrar a formar parte de la Logia de Añaza. Para llegar a dicha cámara subterránea, hay que descender por un estrecho tramo de escalera y continuar por un pasillo. "En esta sala se llevaron a cabo los interrogatorios de los prisioneros del franquismo y, durante muchos años, le sirvió a los militares como almacén de armas", dijo Benedicto.
La visita concluye en la Sala de Tenidas, un espacio en el que aún se conservan las baldosas en forma ajedrezada así como algunos restos de la pintura roja que cubría las paredes. Pese a que las seis columnas originales, que representan los signos del zodiaco, siguen en pie, los militares dotaron a la sala de varias ventanas.
Fuente: Agencias.