Óscar de Alfonso Ortega (47 años), valenciano y abogado, está casado y tiene dos hijas de 13 y 9. Hasta ahí, todo más o menos convencional. Así que la cosa comienza a ponerse interesante cuando se conocen sus otras coordenadas, porque es, además, Gran Maestro de la Gran Logia de España, la obediencia masónica más extendida de nuestro país, «tanto por número de miembros como por historia». Con más de 2.500 adscritos, su líder desembarcó ayer en Gijón, donde este fin de semana se congregarán más de un centenar de «hermanos» de varias comunidades, y algunos llegados del sur de Francia, para celebrar su Asamblea Provincial en torno a la Logia Jovellanos. Aficionado a la alquimia, el Gran Maestro está también al frente de los templarios españoles y se reunirá con un portavoz del Principado.
- Es usted uno de los Grandes Maestros más jóvenes de Europa.
Cuando salí elegido, en 2010, era el Gran Maestro más joven del mundo, con 42 años. Pero luego vino el Gran Maestro de Albania, que era más joven que yo, y me quitó la marca.
- Y, tras su primer mandato, resultó reelegido en 2014 para el segundo.
Con el 92% de los votos, lo cual es un orgullo para cualquiera.
- Lo que le confiere el tratamiento de «muy respetable».
Sí. El Gran Maestro tiene la condición de «muy respetable hermano», pero eso solamente es válido para masones. Te puedo asegurar que, si le digo a mi mujer que me llame «muy respetable», tendremos problemas.
- Ella no es masona y sostiene que todo esto es una pérdida de tiempo.
Sí. Mi mujer, desde el principio, dijo que esto era una tontería y que yo era el más tonto de todos. (Se ríe).
- ¿Cómo le dió por aquí?
Desde los 15 años tenía un gran interés en la masonería. Siempre me llamó muchísimo la atención. Me interesó por su esoterismo, porque era todo muy secreto y muy misterioso. Tenía una gran curiosidad. Y, por casualidades de la vida, un cliente que era masón, en el despacho, me dijo: «Tú podrías ser un buen masón». Y le respondí que me encantaría.
- Explique a los no iniciados lo que supone ser masón.
Buscar el perfeccionamiento. Intentamos ser mejores personas, además de extender la democracia y el bienestar en la sociedad.
- Tienen un fondo benéfico.
Sí. De 200.000 euros. De ahí sacamos el dinero cuando queremos apoyar algún proyecto o a algún hermano que lo necesita. Lo que sí procuramos es que, cuando el dinero sale, vuelva de alguna otra manera. Intentar compensar para evitar abusos.«Nuestras reglas son no desvelar la condición de otro masón ni lo que ocurre en los rituales»
- Abusos como los que cometió su antecesor en el cargo.
Bueno... Hubo problemas con el equipo de gobierno anterior que se resolvieron desde un punto de vista masónico. Pero ese tema ya es agua pasada. Los masones no estamos orgullosos de que ocurran estas cosas. Debemos ser ejemplos de honradez.
- Es decir, que los casos de corrupción se resuelven en casa.
Sí. Tenemos nuestras propias normas internas. Y, si hay alguien que contraviene la normativa, no necesariamente en materia de corrupción, las aplicamos. Se le escucha, se le dan todas las facilidades de defensa y, en su caso, un tribunal le sanciona.
- Su obediencia tiene algunas otras exigencias particulares.
Sí. Para ser miembro, tienes que ser hombre. Y, en segundo lugar, que tienes que creer en un Ser Superior.
- Para los profanos: no se aceptan ni ateos ni agnósticos entre sus filas.
Es uno de los requisitos que se exigen. Nuestra masonería está regida por esos principios y nosotros somos herederos de esa historia. El no creyente se va a otras logias.
- Lo de no aceptar mujeres parece ciertamente muy antiguo.
A las mujeres, nosotros les explicamos que no pueden entrar, pero que, perfectamente, pueden acudir a otras obediencias o bien exclusivamente femeninas o bien mixtas, y allí ya puede ejercer la masonería perfectísimamente. Incluso mejor que yo.
- Nada que ver con una religión, con una secta o con un lobby de poder.
Nosotros no hacemos proselitismo ni administramos sacramentos. En las tenidas (reuniones masónicas) nos reunimos en torno a un gran libro monoteísta abierto y da igual que sea la Biblia, el Corán o el Talmud. En cuanto a la secta, de aquí es muy fácil salir. Basta con comunicarlo. Y sobre lo del lobby, esa imagen es una losa que tenemos que quitarnos de encima, como que tenemos influencias extrañas.
- ¿De eso nada?
Nada de nada. Y, si fuese verdad, no sé si sería bueno. En su día, en España, sí que hubo muchísimos políticos masones y se podía entender como un lobby, pero yo hablo de 2015.
- Uno de los objetivos de su mandato es abrirse a la sociedad , «salir del armario», en sus propias palabras.
Más que salir del armario, yo creo que los masones españoles deben dar un plaso al frente y terminar con la leyenda negra. Debemos decir: la historia masónica, con sus cosas buenas y sus cosas malas, hay que dejarla atrás. Hay que mirar hacia adelante. Porque ser masón no es sólo reunirse en las tenidas. Para mí, ser masón, es un escudo que llevas 24 horas al día. Es importante aplicar los principios de la masonería a tu vida. Y una de las maneras de hacer esto es reconociendo nuestra condición masónica. Porque no tenemos por qué avergonzarnos de ella. Aunque hay hermanos temerosos de que esa decisión les pueda perjudicar y eso hay que respetarlo.
- Quizá tiene que ver con la persecución durante el franquismo.
Hubo 4.000 personas ejecutadas durante la Guerra Civil y la posguerra tras ser acusadas de masones. Y muchos de ellos no lo eran. España es el único país de Europa en el que ha habido fusilamientos de masones.
- Una vez superada esa etapa negra, ¿la masonería está de moda a la luz de todos los libros publicados?
Te encuentras de todo: unos que dicen tonterías y otros que dicen que la masonería es la institución más importante del mundo. Ni uno ni otro.
- ¿No guardan, entonces, secretos inconfesables?
Todos los que tenemos son confesables, pero hay dos reglas: guardar silencio sobre la identidad de los masones que no hayan dado su autorización para decirlo y no desvelar los rituales, las cosas que ocurren, se oyen y se ven en una reunión masónica. Seas o no miembro activo.
- Ritos milenarios.
Efectivamente. La masonería es la institución no religiosa más antigua del mundo. Más que muchos países.
- ¿Y cuánto cuesta pertenecer a la Gran Logia de España?
Más o menos, 300 euros al año. Yo considero que es barato comparado con ir al gimnasio o a los toros.
Fuente: Agencias.