Las obras de Edgar Allan Poe (1809-1849), como El pozo y el péndulo, El barril de amontillado, La esfinge y La máscara de la muerte roja, entre otras narraciones, hacen alusión de manera simbólica al conocimiento que el célebre escritor y poeta había adquirido de un iniciado de la masonería, afirma el investigador y ensayista Óscar Xavier Altamirano.
Autor del libro de casi 500 páginasPoe: el trauma de una era, publicado por la Editorial Octágono y presentado el pasado miércoles en el Centro Cultural Elena Garro, Altamirano señala que si bien no es la primera vez que a Poe se le asocia con la masonería, un capítulo del ejemplar proporciona ciertas evidencias que permiten concluir que en la obra del narrador se refleja de manera simbólica cierto conocimiento de iniciado.
“Esta es la primera vez –dice el investigador– que un estudio dedica más de 100 páginas a profundizar en el tema.”
Al margen de sus fuertes problemas con el alcohol, por lo que muchos lo consideran un personaje oscuro, Poe en realidad era de una sofisticación intelectual tremenda, apunta el ensayista.
Según las biografías que se han hecho de él, encontramos a un Poe hogareño que vive con su esposa Virginia, a un hombre refinado, caballeroso y muy culto, con un manejo del idioma excepcional y gran conversador. Y, por otra parte, está el Poe temperamental, intolerante y crítico feroz.
Ese carácter crítico le genera gran cantidad de problemas con todo mundo, hasta desembocar en una guerra literaria con las élites intelectuales y políticas de su época.
De tal magnitud fue esa confrontación, explica Altamirano, “que es como si en la actualidad alguien se hubiera enemistado a muerte con Octavio Paz. Eso era Poe: se enfrentaba contra el establisment estadunidense representado por Emerson y un grupo de poetas”.
Poe se enfrentó a sus ideas, pues consideraba que esa pandilla de escritores acaudalados, como los llamaba, no se preocupaban por la realidad de Estados Unidos, que era principalmente espiritual, explica el autor.
Ideas encontradas
Poe: el trauma de una era es un trabajo que le llevó 10 años entre investigación y escritura. La finalidad, dice Altamirano, es sustentar que el autor de La caída de la Casa Usher no es producto de su época, sino protagonista de una cultura, es decir, escritor activo cuyo pensamiento como creador modificó y alteró esa cultura.
Dividido en 12 capítulos, el libro se articula en cuatro grandes apartados. El primero sintetiza la enorme diversidad en lo que se refiere a las lecturas de la obra de Poe, por importantes lectores y especialistas de distintas épocas y países, como George Bernard Shaw, T.S. Elliot, Harold Bloom, Octavio Paz, Julio Cortázar y Jorge Luis Borges.
Se trata de ver cómo esos autores leyeron y pensaron a Poe. El resultado, explica el investigador, es que hay gran cantidad de discrepancias. No se ponen de acuerdo. Lo que dice un escritor, lo refuta el otro. Es un fenómeno que se repite entre los especialistas e investigadores, que también tienen ideas encontradas. Así, en la primera parte del libro, esa diversidad de lecturas se confronta con la época intelectual que vivió el célebre escritor.
El segundo apartado aborda los problemas cardinales que las doctrinas de aquella época sustentaban, respecto de lo que sería el camino de la salvación, la iluminación, la prosperidad o del equilibrio mental. Aquí se reflexiona sobre cómo la obra de Poe lidia con esos esquemas que comienzan a romperse.
En el siguiente apartado, prosigue el estudioso, se entra a los grandes cuentos y poemas en los que se habla de ciertos dilemas de la época que generan un trauma.
Se cuestiona, por ejemplo, la concepción aristotélica del mundo, la idea de un más allá donde moran las almas y que esa dimensión metafísica no tiene absolutamente nada que ver con nuestra realidad material. Otra idea que se impugna es la concepción de la Naturaleza (con mayúscula), como la que rige todo en el universo, pero no es tan benévola como se pensaba, sino que más bien es terrible, y que respecto del ser humano, éste está compuesto también por fuerzas oscuras que implican muerte, terror, criminalidad.
En el cuarto apartado se habla de la obra de Poe, “entendiéndola como el resultado de una serie de actos traumáticos en el universo de las ideas filosóficas y políticas de la época, los cuales se generan por la escisión clave entre los mundos espiritual e intelectual y el material.
Poe se decanta por el mundo intelectual, pues considera que se vive en un mundo pragmático, que lo que acarrea es acabar con el humanismo.
Ello está ligado con el capítulo final que describe los vínculos de Poe “con las sociedades secretas más influyentes de su tiempo: la masonería. Tema que es una gran laguna en el perfil biográfico del escritor.
“Esa relación con el ocultismo y su conocimiento como iniciado –dice Altamirano–, se convierten en un aspecto central en su obra. Él pertenece a una facción de la masonería que estaba ligada al desarrollo humanista e intelectual del hombre.”
Cuando uno lee a Poe, por supuesto que puede entender y disfrutar la historia tal cual está escrita. Sin embargo, si realmente uno desea entender no lo va a lograr si se carece de ciertos conocimientos de la cábala, la alquimia y el ocultismo.
“Es por ello que el significado simbólico de la historia se escapa completamente, porque el lector común no tiene esos conocimientos. No soy un iniciado –aclara el especialista–, pero por ejemplo El pozo y el péndulo está asociado a un rito de iniciación; El corazón de la torre es un relato inspirado en el rito más importante de los masones, que es la idea de que la palabra se ha perdido.”
La existencia de esa laguna en la vida de Poe, concluye Altamirano, es que por un lado están los iniciados que no pueden hablar del tema abierta y públicamente, y por otro, los lectores profanos, no iniciados, que nada sabemos.
Poe: el trauma de una era se encuentra en ediciones digital e impresa. También se abrió un sitio web exclusivo para el libro, desde el cual se puede bajar en formato electrónico.
Fuente: Agencias.