Fundadores de Mariano Arista
lunes, 10 de noviembre de 2014
Los masones levantan las alfombras en Bilbao
¿A quién no le suena la palabra 'masonería'? A oídos de muchos, sinónimo de misterio, sectarismo y título de un grupúsculo de poderosos que mueve los hilos del mundo en la sombra. Pero ¿qué hay de cierto de todo ello en esta supuesta orden secreta? No demasiado, sostiene Adolfo Zabala, Provincial de la Gran Logia de la Zona Norte. “No es secreta, es discreta. Somos una orden totalmente abierta y liberal”, asegura. Bilbao otorgará algo de luz a la organización este fin de semana. Entre hoy y mañana se celebrará lo que entre sus miembros se conoce como un ‘capítulo’, un foro que en esta ocasión se reservará a los más altos cargos de la orden, el grado 33. ¿Qué es exactamente la masonería? “No es una religión ni un partido político", comienza Zabala echando mitos por tierra. "Es una forma de vida, un modo filosófico de ver el mundo actual. Nuestros valores se basan en la libertad, la igualdad y la fraternidad”. ¿Les suena? Es la famosa consigna nacida durante la Revolución Francesa allá por el siglo XVIII.
El origen de este grupo, sin embargo, se suele datar un poco más atrás. Se identifica a los primeros masones como los constructores de gran parte de las catedrales góticas europeas del medievo que se organizaron y elevaron sus herramientas de trabajo al nivel de símbolos con sentido metafísico. Los iconos se mantienen hasta el día de hoy y son fácilmente reconocibles; entre ellos, el cincel, el compás o el mazo
La razón de ser de la masonería es la de la formación filosófica y moral de sus miembros. “Aportamos al individuo un enfoque distinto de ver la vida, más abierta, librepensadora, sin concentrarse en lo material. Siempre con el respeto a los demás por delante. Solo con la cultura y el criterio suficiente se pueden ejercer las libertades”, explica Zabala. Para llevar a cabo este aprendizaje, dos veces al mes los miembros se concentran por ‘logias’, algo así como las ‘parroquias’ del cristianismo. En Bilbao hay dos: Tolerancia 16 -a la que pertenece Adolfo Zabala- y Luz del Norte 63. Es aquí donde celebran las ‘tenidas’ -reuniones- en las que leen ‘planchas’ -textos- realizados por ellos mismos sobre diversos temas filosóficos. “Después los debatimos, pero nunca los criticamos”, apunta Zabala.
Largo y tendido debatirán altos cargos de la masonería de toda Europa que ocuparán hasta 82 habitaciones del Hotel Ercilla este fin de semana. Dentro de la orden, los tres primeros grados -aprendiz, compañero y maestro- son llamados ‘simbólicos’ y representan tres etapas de superación personal. Del cuarto grado al trigésimo tercero, son los ‘filosóficos’, “se preguntan el porqué de todo” -es simple ordenación numérica, no de importancia-. Hoy y mañana, los miembros del número 33 disertarán sobre tolerancia y fraternidad.
Txoko masón
Entre ellos se consideran ‘hermanos’, quizá por el importante papel que atribuyen a la familia. “Nuestras prioridades dicen que primero está la familia, luego el trabajo y después la orden”. No es extraño entonces que a menudo se reúnan padres, hijos y nietos de diferentes miembros fuera de la logia. “Nosotros nos juntamos en un txoko, que ante todo somos bilbaínos”, bromea Zabala.
Tanto valor se le otorga a los parientes que uno de los requisitos para entrar en la orden es que la pareja del aspirante tenga conocimiento absoluto de lo que hace. “Es indispensable que para ser miembro seas libre, por eso la persona con quien vivas debe estar al tanto y permitirte pertenercer a la orden, acudir a las reuniones... Es por eso que también pedimos que los iniciados tengan más de 18 años”, detalla el Provincial. Por lo demás, el proceso de iniciación es sencillo: internet ha puesto las cosas fáciles, y ya solo basta con rellenar un formulario online para presentarse a masón. Después, dos hermanos someterán al candidato a sendas entrevistas. Las impresiones finales se debatirán con el resto de miembros de la logia, que decidirá en conjunto si se le acepta o no como uno más.
Cualquier perfil es apto. Las logias no casan con ideología política o religión, y tampoco son una banco de influencias -"no somos un lobby"-. "Hay hermanos de todos los partidos y profesiones: médicos, abogados, artesanos… No hacemos distinciones entre clases sociales”, detalla. Sí reconoce que en otros países los masones de más poder se reúnen aparte, porque su posición les impide mezclarse con el resto. Sin embargo, en España no se funciona así: "La primera condición para ser masón es ser libre de asistir a las tenidas. Si no lo eres, no puedes ser miembro".
La rabieta de Franco
¿De dónde viene la fama oscura que rodea a la organización? En gran parte, de la Guerra Civil y la dictadura posterior. Francisco Franco emprendió una batalla personal contra la masonería que acabó haciendo mandanto con la ‘Ley de Represión de la Masonería y Comunismo’ el 1 de marzo de 1940. "Ahí se vio que no tenía mucha idea, porque estas dos vertientes son totalmente antagónicas", comenta Zabala. La orden pide ahora que le sea reconocida su honorabilidad y el trabajo que llevó a cabo durante el franquismo en favor de las libertades. "Sufrimos muchísimo y perdimos muchos hermanos”, cuenta el bilbaíno. "Una vez se nos reconozca como tal, nos abriremos del todo y nos daremos a conocer".
En EE UU, el país con más masones en todo el mundo, el asunto pinta diferente. Allí nadie oculta su apego a la orden, “lo ponen hasta en su currículum y en sus tarjetas de visita, es un orgullo”. De los seis millones estimados de masones repartidos por todo el mundo, unos 2,5 millones se encuentran en el país norteamericano. Aquí, en España, no llegan a 3.000. “Entre regulares e irregulares, en el País Vasco solo habrá unos doscientos y algo. En EE UU tienen una tradición de 300 años. Aquí Franco lo cortó”, justifica Zabala. Lo paró y les dio mal nombre.
Las malas lenguas, a veces sabias, hallaron hace tiempo el origen del odio del caudillo hacia la masonería. Tratando de ganar influencia y en vista de que su hermano ya era miembro de la orden, un joven Francisco Franco presentó su solicitud de iniciación en Larache. Se le denegó el ingreso en dos ocasiones. Una rabieta que, tras hacerse con el poder, el Generalísimo culminó con una caza de brujas y el alzamiento de un mito.
Fuente: Agencias.