Yván Pozuelo, coordinador del congreso. / JORGE PETEIRO |
La historia de la masonería está cargada de llamativas leyendas. ¿Hay alguna verdad en ellas?
Llevamos más de 40 años indagando en tres siglos de historia de las masonerías y los masones en España. Ahora también en América Latina y en el resto de Europa y nuestro objetivo es desmitificar un paisaje que está lleno de fantasmas y, efectivamente, de leyendas. La mayoría de ellas, por no decir todas, inventadas.
Invita a pensar en ellas el hecho de que se trata de una orden secreta.
Esa es la primera leyenda. La masonería no es ni secreta ni siquiera discreta. Nunca lo fue. Cómo se puede considerar secreta una sociedad que va dejando un rastro de miles, millones de documentos. Todos ellos disponibles. Si realmente fuera secreta no dejaría huellas y los masones las dejan por todas partes, por eso digo que tampoco son discretos.
¿Y por qué han dejado que la historia mantenga ese mito?
No lo sé. Lo cierto es que en la masonería se puede entrar y se puede salir y quienes salen cuentan lo que había dentro.
¿Y qué había dentro?
Pues sencillamente reuniones de sociabilidad. Reuniones que agrupaban a la aristocracia en el siglo XVIII, en las que entraron los primeros burgueses en el XIX y en el XX y que, definitivamente abrió las puertas a otras clases sociales el siglo pasado.
¿Reuniones para hacer qué?
Sobre todo hablaban de sus inquietudes. Una de las cosas más llamativas de esas reuniones eran los ritos de iniciación. Los masones recuerdan ese momento como uno de los mejores de su vida.
¿En qué consisten esos ritos?
Hay muchos y muy diferentes, pero el fin siempre es el mismo, pasar de un mundo imperfecto a un mundo donde se va a intentar ser mejor persona y alcanzar más conocimiento.
¿La vocación de la masonería es espiritual o intelectual?
Hay de todo. Hay voluntad también profesional. Ellos buscan la socialidad, la intelectualidad y la espiritualidad.
Usted no es masón, pero defiende sus objetivos, ¿qué le impide entrar en una logia?
No, no: yo soy historiador, alguien interesado en lo que pasó. Como la mayoría de los congresistas de esta cita y de otras, que es, como ellos dicen, profana. Y no creo que haga una defensa de las masonerías. De hecho los masones piensan que hacemos todo lo contrario.
¿Por qué todo lo contrario? Nada ha dicho en su contra.
Sabemos que no todo es blanco, igual que sabemos que no todo es negro en su historia.
¿Negro? ¿Qué hay negro?
Siempre se ha hablado de la conspiración judeomasónica. Antes de la muerte de Franco era un miedo recurrente. Se decía que hacían cosas tremendas, como comerse a los niños o cortar ciertas lenguas.
¿Qué hay del juramento de no desvelar los secretos de lo que se hace en la logia?
Eso es muy teatral. Es cierto que se hace, pero es un poco de pose.
¿Tienen poder las masonerías?
Ninguno. En España nada. En Inglaterra, que es su cuna, ha bajado sensiblemente el número de afiliados. En Francia, por ser la cuna de la Ilustración, se mantiene la tendencia a estar ahí. Pero poder, ninguno.
¿Cuántos masones habrá en España?
Unos 3.000, aunque ellos engordan la cifra hasta 4.000. Lo cierto es que hay más exmasones que masones.
A este congreso de Gijón vendrán investigadores de medio mundo. ¿De qué ámbitos proceden?
De la historia, la sociología, filosofía, educación, literatura, musicología, ciencias de la información, arte y antropología, entre otros. Son personas que han realizado interesantes aportaciones a la historiografía de la masonería española desde el siglo XVIII hasta hoy.
Entre las actividades se va a celebrar una reunión a puerta abierta.
Sí, lo que llaman una Tenida blanca abierta, que organiza la Logia Rosario Acuña de Gijón, por cierto presidida por una mujer. Patricia Vázquez es la venerable maestra.
¿Todavía llama la atención que una mujer presida una logia?
Todavía. No estaba permitida su entrada hasta que un miembro de una logia francesa se hizo mujer.
Fuente: Agencias.