Tomado de: http://www.exonline.com.mx/diario/columna/700782
Estoy preocupado por lo que veo… El hombre esta metido en una problemática cotidiana tan intensa, que se está olvidando de voltear a ver el valor de la esencia de la vida. Todos salimos a padecer las inclemencias que se presentan en el escenario urbano. Nos quejamos de ellas, pero no hacemos mucho por darles un sentido que nos haga soportable la carga. El dinero es la medida de la satisfacción. Objetivo a alcanzar. La estabilidad emocional va en función de la económica.
Incluso la salud acaba rendida ante su potestad.
¿Qué pienso hay que hacer de manera cotidiana para ser feliz, independiente de los avatares de la vida moderna?
1.- Oír música todos los días… De la que sea. Buena o mala. Popular o culta. Aunque no le entiendas… ¡ya la sentirás propia! Aduéñate de Mozart, Beethoven, Tchaikovsky… o quien te mueva sentimientos. La música es con la oración el puente vibratorio más eficaz para conectar con Dios. Un día sin música es como un día sin agua. Después de algún tiempo sin ella, acabarás marchito.
2.- Imagina el camino bueno de tus incertidumbres. Cuando tengas ante ti un escenario de duda… “piensa bien y acertarás”. Atrae el optimismo, que el pesimismo llega solo.
3.- Reza todos los días. Si no le hablas a Dios, nunca te va a escuchar. Si sientes que rezar no es necesario… felicidades. Eso quiere decir que tienes la fuerza para que todo se dé. Yo rezo porque en ocasiones me falta. Digamos que tengo un buen socio.
4.- Habla bien de todos. Si te conduce una plática a denostar una persona o grupo, asegúrate que esté presente para que argumente en su defensa. Más por más, da más (es una regla aritmética). Si tienes que destrozar a alguien, que sea para bien de los demás. A mí me gusta hacerlo, cuando considero que ayudará a terceros.
5.- Sé justo. Cuando te propongan una injusticia, no la tomes. Si te trae un beneficio, piensa que será aparente. No hay nada bueno que se cimiente en la injusticia. Si no están claros los argumentos… busca la verdad. Luego la tenemos de frente y nos encanta engañarnos con espejismos.
6.- Lee todos los días. Aunque sea un párrafo. Solo una palabra. Mis amigos son mis “quereres”. Los libros traen riqueza interior. Son mis amigos. Satisface tu curiosidad. Alguien lo hizo antes de ti. El que no lee, recicla sus pensamientos. ¡Sacude el ambiente viciado de las ideas!
7.- Enriquece tu vocabulario. Usa sinónimos. Muestra tu bagaje cultural. No hay nada más menesteroso, que la pobreza del lenguaje. A cada concepto, una palabra. A cada vocablo un sentimiento.
8.- Ríe a diario. Reír es casi igual de importante que llorar. Llora lo más que puedas. La risa y el llanto se llegan a tocar en la alegría. La nobleza se basa en externar sentimientos. Una esfinge que no ríe ni llora, se pudre en su interior.
9.- Sé constante con aquellos que amas. También en tus odios. Por lo general lo que amas guarda sus razones. Lo que odias tendrá un porqué. No ocultes tus afectos ni rechazos. Sé transparente. Vas a descansar.
10.- Mantén despierto el interés. Siempre hay algo que aprender. A cualquier edad y condición. Deja que el espíritu se asome por tus ojos… por tu pensamiento. La inteligencia es curiosa. La ignorancia, perezosa.
El hombre muere cuando se cansa de vivir. Haz que se vea fácil lo difícil. La muerte llega inopinada. ¡Como si fuera un asalto! Piensa en el regalo que representa tu existencia. Un trozo de eternidad… arrancada para ti. Vive en paz y verás tu entorno. Y cuando todo acabe, no guardarás nada oscuro en tu corazón. Ni remordimientos ni arrepentimientos. Ni envidias ni frustraciones o apegos… Nunca pierdas la fe. Aprende a fluir… ¡Como la luz!
Si te conduce una plática a denostar a una persona o grupo, asegúrate que esté presente para que argumente en su defensa.