Busquemos siempre la Verdad, HH .·., la Verdad debe buscarse como se busca la pureza cristalina del agua que mitiga nuestra sed. Es mejor sufrir diciendo la Verdad que gozar esgrimiendo la mentira.
Muchas veces los rayos y tempestades hacen temblar las cosas más potentes de la tierra, así también cuando se dice la verdad se llegan a tambalear de espanto los culpables.
Cuando se dice y se siembra la Verdad, jamás será planta exótica, pues donde quiera que se plante fructifica; que no guste a muchos, convenido; pero al fin es verdad y ella resplandecerá a despecho de los que pretendan ocultarla.
Ni por riquezas, ni por extirpe, ni por torpes fanatismos; sino solamente encontrando el sendero de la Verdad de la Vida alcanzaremos la comprensión de la inmortalidad.
Quiero compartir con ustedes lo escrito en el Libro del Profeta Ezequiel, en su Capítulo 3, versículos del 16 al 21 y que a la letra dice: "Al cabo de los siete días me fue dirigida la palabra de Yahvé diciendo: Hijo de hombre, yo te he puesto como centinela de la casa de Israel. Oirás de Mí la Palabra y les advertirás de mi parte a los hombres.
Si yo digo al malvado: "Vas a morir", si tú no le adviertes, si no hablas para advertir al malvado que abandone su mala conducta a fin de que viva, él, el malvado, morirá por su culpa, pero de su sangre yo te pediré cuenta a ti. Si, por el contrario, adviertes al malvado y él no se aparta de su maldad y de su mala conducta, morirá él por su culpa, pero tú habrás salvado tu vida.
Cuando el justo se aparte de su justicia, para cometer injusticia, Yo pondré un obstáculo ante él y morirá. Por no haberle advertido tú, morirás; él por su pecado, y no se recordará la injusticia que había practicado, pero de su sangre yo te pediré cuenta a ti. Si por el contrario, adviertes al justo que no peque, y él no peca, vivirá él por haber sido advertido, y tú habrás salvado también tu propia vida".
Con lo anterior se nos termina el viejo pensamiento aquel de que "cada quien haga lo que quiera. Yo no me meto. Para qué les voy a estar diciendo". Pero los masones "somos centinelas" de la ética, de la moral. Somos guardianes del camino de la rectitud. Y la palabra del Señor dice: "Te coloco como centinela".
El centinela es que el que está en lo alto, para ver primero el peligro, pero también las buenas noticias. Por eso, lo que no se le puede perdonar a un centinela es que no avise cuando pueblo va a ser atacado por el enemigo. Los descubrimientos arqueológicos han determinado que en ciudades antiguas estaban los cadáveres de centinelas en sus lugares de guardia, con la lanza en la mano. Por ejemplo, en Pompeya, que fue sepultada por la lava del volcán Vesuvio, todo el mundo corrió al sentir los terremotos, pero los centinelas no se movieron de sus puestos y allí murieron.
Este es un gran compromiso que tenemos los masones. La Masonería cual fanal que nos guía en los principios de la ley natural, lleva impreso un sello de antigüedad tan remota, e irradia un espíritu de filosofía y de moral tan puros, que le dan una gran importancia social y le aseguran además el respeto y veneración de todos los pueblos de la tierra.
Su genio, que ha tenido siempre el instinto de lo verdadero, la elevo hasta el descubrimiento de la Verdad y la condujo al reconocimiento de un Ser Supremo. La creencia en un Dios único, el amor a la Humanidad y la Fraternidad universal, que son las bases fundamentales de la doctrina masónica, han sido manantial fecundo de beneficios para sus adeptos y para la Sociedad en la que éstos toman parte.
En los Templos Masónicos se aprende a amar y a respetar todo lo que la Virtud y la Sabiduría consagran. Si no iluminamos con la luz del Conocimiento, si no le damos el sabor del Libre Pensamiento a este mundo, éste pierde el camino y será responsabilidad nuestra.
Cuántas veces nos quedamos callados y dejamos que los demás se pierdan en sus pensamientos. En nuestro hogar, a veces manda la música, manda el televisor, nunca damos una palabra, nunca corregimos un pensamiento.
Ilustrar a los hombres cimentando su instrucción en ideas sólidas y positivas y sobre los principios de la Ley Natural; convencerles por la persuasión y enseñarlos con el buen ejemplo, es conducirlos por la fuerza de la razón a un régimen de orden y de simpatía, y a un estado de paz y bienestar duradero y envidiable.
Los masones padres de familia somos los centinelas en nuestra casa, somos lo guardianes de la moralidad, pero si nos dormimos, ¿cuántos enemigos entrarán?
Es cuanto,