Fue denominado por muchos patrimonio cultural de Sucre. Escribió 6 libros y compuso más de 200 canciones. Ayer a las 4:00 p.m fueron sus exequias en el Cementerio Central, donde alumnos del Conservatorio de Música entonaron "Sincelejanita Hermosa" una de las canciones inéditas compuesta por él.
La hermandad de los Masones a la que perteneció desde que tenia 35 años y en la que llegó a ser gran jefe de la logia "Gran Sol de la Sabana" le hicieron una temida fúnebre de despedida.
Andrés Barrios, maestro masón, explicó: "en el rito de despedida leemos una liturgia que encierra la parte espiritual donde le deseamos al hermano Joaquín las mejores cosas en su otra vida", expresó Barrios.
Según las creencias de los masones, el maestro Joaquín Pizarro se fue al "Oriente Eterno" y no para la luna como lo dice su canción más popular "Me Voy Para la Luna" y que la grabó Lizandro Mesa.
Familiares, Amigos y vecinos lo recuerdan como uno de los hombres más influyentes en la cultura sucreña, su personalidad y carisma siempre lo caracterizaron.
"Joaquín quedó en el corazón de muchos. Será recordado como una persona enamorada de la vida, que se inspiraba en cualquier cosa para componer sus poemas y canciones", dijo Julio Sierra.
Esteban Orozco, amigo, recuerda: "Juaco era una persona dicharachera, tenía un gran sentimiento de amistad con todas las personas, sencillo y jocoso. Todas las tardes recibía la brisa de la Plaza Olaya Herrera mientras tertuliaba con sus amigos", expresó Orozco.
Leonidas Pizarro, uno de sus 16 hijos, relató que su padre fue una persona autodidacta. "Todo libro que mi padre tenía a la mano durante sus viajes por el río Magdalena lo leía y eso lo llevó a escribir 6 libros entre los que se destacan 'La Promesa de la Argolla', 'Gertrudis el Jornalero' y una novela inédita titulada 'Juglares'. Dejó más de 200 canciones inéditas, ganó diferentes concursos de música y fue objeto de muchos homenajes. En 1991 Manuel Zapata Olivella lo llamó 'El filósofo de Flor del Monte' por su libro 'La Muerte del Gamonal", expresó Leonidas.
Julio Sierra, vecino y amigo, cree que Joaquín aun está vivo en el corazón de cada Sucreño. "Juaco no ha muerto, simplemente entregamos su cuerpo que se cansó de andar por las calles, pero tenemos el alma de un hombre que sembró semilla en sus hijos, amigos y en cada uno de sus cantos. Él permanece con nosotros aunque su cuerpo no lo veamos. Era una persona sencilla, alegraba cada fiesta con los cantos acompañado de su guitarra, cada poema muestra la ternura que tenía Juaco", relató Sierra. Algunos vecinos expresaron su tristeza y dolor por la partida del maestro Joaquín Pizarro.
Fuente: El Meridiano de Sucre.
