un experimento exitoso de la naturaleza: investigadora.
La influenza A H1N1, desconocida hasta ahora, proviene de un nuevo rearreglo de virus, de un experimento exitoso de la naturaleza, consideró Susana López Charretón, del Instituto de Biotecnología (IBt) de la UNAM.
a viróloga molecular expuso que todo el tiempo existen “rearreglantes” o contaminaciones entre aves, cerdos y humanos, pero no pueden brincar de especie e infectar personas y menos provocar un contagio. Entonces, “este experimento le salió bien a la naturaleza”.
Este tipo de fenómenos son raros, ocurren con frecuencia aunque no triunfan y por eso no son vistos pero éste, como pocas veces en un siglo, sí lo ha sido.
A su vez, Malaquías López Cervantes, epidemiólogo de la Facultad de Medicina, explicó que el virus ataca al epitelio respiratorio: nariz, garganta, traquea, bronquios y, eventualmente, llega a los alvéolos, produciendo neumonía. Al comprometer esos órganos, la persona no puede respirar ni sobrevivir. “Si los pulmones están llenos de líquido y secreciones no puede entrar oxígeno”.
Pero también hay una fase de diseminación general, que produce fiebre alta, y si el paciente ya padecía otra enfermedad, se puede desarrollar una complicación.
La integrante del Departamento de Genética del Desarrollo y Fisiología Molecular del IBt, López Charretón, señaló que la influenza A H1N1 tiene ocho genes diferentes de aves, cerdos y humanos.
Los virus de los ovíparos, abundó, sólo los infectan a ellos e igual sucede con las personas, pero los puercos sí pueden ser contagiados por otros organismos ajenos a su especie.
Si ese mamífero se infecta con dos virus diferentes, los genes se mezclan dentro de las células y entonces se generan otras entidades biológicas “con unos pocos genes aviares, unos pocos humanos y unos pocos porcinos, como en este caso”, dijo.
Se crean así los llamados “rearreglantes”, que son diferentes a los originales. Algunos virus de éstos, se seleccionan y empiezan a infectar a la población humana, se replican y producen el contagio de humano a humano, sostuvo.
Entonces es mucho más que una mutación donde se producen pequeños cambios en bases o aminoácidos. Se trata de una variación importante, de “rearreglos” grandes, donde se modifican genes completos.
Esta transformación pudo producirse de “infección en infección”, por lo que es difícil saber, con los datos que se tienen hasta ahora, el llamado “caso cero”, es decir, en qué persona se produjo el primer evento.
López Charretón expuso que la UNAM adquirió un instrumento de alta eficiencia, ubicado en el IBt, capaz de secuenciar 10 millones de bases al día; con el genoma de un virus, ese proceso es rápido y sencillo, y en este caso se trata de ocho genes y alrededor de 20 mil pares de bases.
Sin embargo, abundó, “estamos interesados en secuenciar no sólo el aislado viral, sino todos los posibles ‘bichos’ que haya en un paciente, porque podría haber asociaciones”.
Con ayuda de las metodologías de secuenciación masiva más recientes, se tomará un broncoaspirado y de esa muestra se secuenciará lo que se encuentre, incluido el virus de la influenza A H1N1, abundó.
Finalmente, la experta pidió dimensionar correctamente lo que está ocurriendo. “Hay personas que no creen que sea verdad la existencia del virus, y otras que aseguran que todos moriremos. Esta es una epidemia, debemos cuidarnos y ser responsables, pero tampoco feneceremos todos”.