En el diario 'LA GACETA' del lunes 15 marzo, se informa que la Asamblea de la Gr.·. Log.·. de España ha elegido el sábado como su nuevo Gr.·. Maes.·. a Oscar de Alonso Ortega. La entrevista es muy significativa. Entre otras cosas, afirma que para entrar en la masonería se requiere "ser varón, mayor de edad y hombre de buenas costumbres, además de ser creyente de una religión revelada, es decir, que exista un libro, da igual que sea la Biblia o el Corán, donde se puedan tomar nuestros juramentos".
Y añade Alonso Ortega: "Defendemos el humanismo y la democracia, nuestros principios son libertad, igualdad y fraternidad, se tomaron de la Revolución francesa, y eso es lo que importa".
Ya sé que ha perdido interés en nuestros tiempos esto de la masonería. Desde aquello de la conspiración judeomasónica, parece que el que habla de masones es a su vez un conspirador o alguien que ve fantasmas donde no hay más que normalidad.
Para comparar lo que dice Oscar de Alonso Quijano con alguna otra referencia, les recomiendo el libro 'Yo fui masón', escrito por Maurice Caillet, y editado por Libroslibres no hace mucho. Tras contar detenidamente su experiencia vital en la masonería, Caillet expone al final, en pocas páginas, qué es la francmasonería. Muy claro.
Por ejemplo, apunta: "En cuanto a los principios, (masonería y cristianismo) son completamente opuestos. El cristianismo es una religión revelada por el mismo Dios, primero a Moisés, luego a Jesús y por Jesús, el Mesías. Comporta un determinado número de verdades reveladas o dogmas, incluidos en el Credo, que un católico bien formado no puede poner en duda sin renegar de su fe".
"La masonería en todas sus obediencias -explica el médico francés Caillet-, propone una filosofía humanista, preocupada ante todo del hombre, y consagrada a la búsqueda de la verdad, aún afirmando que ésta es inaccesible. Rechaza todo dogma y sostiene el relativismo, que coloca a todas las religiones en un mismo plano, mientras que en 1723, en las Constituciones de Anderson, ella se erige en sí misma en un plano superior, como 'centro de unión'".
"De ahí se deduce un relativismo moral (...)", explica Caillet. "Su moral evoluciona en función del consenso de las sociedades, lo cual revela el naturalismo denunciado por el Papa León XIII, quien al calificar a la masonería como secta, definió así esta actitud filosófica: "en todas las cosas, la naturaleza o la razón humana debe ser dueña y soberana".
Podríamos seguir, pero es mejor que lean a Caillet. 188 páginas que no tienen desperdicio. Recuérdenlo, moral por consenso. ¿Les suena?