Fundadores de Mariano Arista

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martes, 13 de abril de 2010

Tertulias, baile y teatro en “La Francia Chiquita” provocaron el primer enfrentamiento de Miguel Hidalgo con la Inquisición

Tomado de: http://www.cronica.com.mx/especial.php?id_nota=499609&id_tema=1340

El ambiente era tan agradable y atractivo en la casa del párroco de San Felipe Torresmochas, que todos la conocían como "La Francia Chiquita", tal era la clase y la elegancia que distinguían a las tertulias que allí se llevaban a cabo. Teatro, lecturas, baile y platillos apetitosos y de buen tono que, si bien le granjearon el aprecio de los ricos, fuesen españoles o criollos, también le acarrearon algunos problemillas con la Inquisición.

Hidalgo, llegado desde el curato de Colima en enero de 1793, tenía un pasado interesante: rector del Colegio de San Nicolás, donde apenas ganaba mil 200 pesos al año, había sido premiado por el obispo Antonio de San Miguel, en 1792, con ese puesto que, si bien resultaba lejano, le reportaba un salario de tres mil pesos anuales. Pero aún no cumplía un año en aquel destino cuando el obispo ya lo mandaba a San Felipe Torresmochas con un aumento de sueldo nada despreciable: en ese curato ganaría cuatro mil pesos por año.

Hay que decir que, por espléndido que fuera el sueldo que ganara Miguel Hidalgo, siempre tenía planes muy concretos para gastarlo. Fuera para agasajar a los visitantes de la élite novohispana de la región o para atender a los más pobres, el cura de San Felipe siempre tenía abiertas las puertas de un hogar bien provisto.

Hoy se sabe que, en algunas épocas de su vida, las preocupaciones principales de Hidalgo estuvieron relacionadas con su forma de manejar el dinero que pasaba por sus manos. En San Nicolás, algunas veces fue reconvenido por la manera en que gastaba, con mucha liberalidad a los ojos de algunos, los recursos destinados a la manutención de los estudiantes del colegio.

Pero en San Felipe, con el espléndido sueldo que recibía, bien podía darse el lujo de ayudar a los más necesitados, pero no como un asunto de caridad. Como después haría en Dolores, Hidalgo ayudaba a sus feligreses pobres a comprar animales, a rentar instrumentos de labranza y hasta a construir sistemas de riego. El dinero que regalaba se volvía productivo.

El cura de San Felipe también pagaba los gastos de matrimonio de quienes deseaban unirse y carecían de recursos, a otros los ayudaba con la cuenta del médico y se ocupaba de los tributos que los indios de la zona debían a la Real Hacienda y que, por esos días, ya les resultaban imposibles de pagar, pues de un peso anual habían subido a cinco pesos anuales, con pena de azotes para los incumplidos.

Es cierto que Hidalgo se aplicaba a las tareas de párroco con entusiasmo, pero hoy sabemos que el teólogo prefería predicar y confesar antes que efectuar las tareas cotidianas de la administración del curato. Y aun con toda esa carga de trabajo, al cura le daba tiempo para vivir a gusto en "La Francia Chiquita".

Y es que la tertulia se hizo famosa en todo el obispado de Valladolid. Hidalgo, que se manejaba bien en francés, decidió llevar a escena allí en su casa el Tartufo de Moliére, y para eso lo tradujo, reclutó a sus actores, supervisó el vestuario, dirigió la música y montó el escenario.