La Granada es el fruto del árbol llamado Granado, cuyo nombre científico es “Punica Granatum”, que pertenece a la familia de las punicáceas, del orden de la dicotiledóneas. El Granado es de bello aspecto, de ramas flexibles con espinas en sus extremos, de hojas de color verde-rojizo, lanceoladas (de forma parecida al hierro de la punta de la lanza) y brillantes. Las flores son de particular belleza, por lo que éste árbol se encuentra, con frecuencia, como ornamento de parques y jardines. Las flores del Granado son de color rojo vivo y sus estambres son amarillos. Sus frutos, las Granadas, son de forma globosa, coronadas por los restos de los sépalos del cáliz, y que se conocen en Botánica con el nombre de “Balaustas”. Las Granadas, en su exterior se encuentran envueltas por una corteza dura, rígida y coriácea, de color que va del amarillo hasta el rojo intenso. En su interior encontramos numerosos granos en forma de prismas de color rojo-marrón, de sabor agridulce, de olor agradable, separados entre sí por finas membranas de color amarillo claro. Las Granadas se consten frescas y maduras y también se utilizan en la preparación de bebidas y jarabes. También se ocupan en colorear los vinos. Por otra parte, la corteza, por su alto contenido de tanino, se le emplea en el curtido de cueros, y en farmacología ha dado excelentes resultados como anti-helmíntico, es decir, combate a los gusanos intestinales, especialmente la tenia.
El ciclo de la vida
La Naturaleza, con su belleza, su perfección maravillosa, la sucesión adecuadamente sincronizada, se nos muestra en su aspecto ejemplar en este hermoso árbol llamado Granado. Al igual que todo otro vegetal o animal, tiene su ciclo perfecto en cuanto a comienzo y fin y en cuanto a la pureza, delicadeza y belleza de la flor que engendra el fruto, fruto que es el único que se encuentra como adorno en nuestros Templos.
Ahora bien, si penetramos dentro de su envoltura o cáscara, observamos con asombro que, aquello que aparentaba ser una unidad, está conformada interiormente, por un sinnúmero de pequeños granos individuales, envueltos cada uno, con una delgada película. Cada grano, en su respectiva sección, se hayan separados entre sí por finas membranas transparentes. Y cuando la Granada ya se encuentra a punto y los granos han alcanzado la completa madurez, la corteza no es capaz de contenerlos, entonces ésta se abre permitiendo que los granos maduros que han estado presionando contra la cáscara, caigan a la Madre Tierra para iniciar un nuevo y, a la vez, antiguo, milenario y prodigioso ciclo de vida. Y decimos “nuevo”, porque es un nuevo grano, un grano específico el que da comienzo a otra etapa de este ciclo, y “antiguo”, porque es la vida misma que se repite tal como fue la anterior y tal como será la siguiente.
¿Qué mejor metáfora podemos emplear para representar a nuestro mundo y a nuestra vida, cuando la Granada, siendo una sola unidad, está compuesta por múltiples individualidades y donde cada de estas individualidades, encerrada en su delgada membrana, se encuentra una al lado de la otra, pero separadas entre sí y completamente independientes?
La Granada en la historia
La Granada fue conocida en el antiguo Egipto y se cultivaba ya en la décima octava dinastía, o sea, alrededor del año 1.500 a.c. En la obra “Los Misterios Antiguos” de que es autor el H.·. Jackson, se lee que el amanuense o secretario del faraón Thotmas I, llamado Ahnn, hizo plantar cinco granados alrededor de su tumba.
El Granado debió conocerse en Israel desde tiempos muy remotos, pues su nombre hebreo “Rimmon”, sirvió como apelativo para una antigua ciudad ubicada en la frontera con Judá. Por su parte, la Biblia relata que los hebreos vieron a los enviados por Moisés portando desde otros valles, cestos de granadas, de higos y grandes racimos de uvas. Y en “El Cantar de los Cantares”, cap. VII, vers. 7, se hace alusión a la Granada cuando se lee: “y las mejillas de la amada esposa se comparan por su hermoso color rosado, a una Granada madura”.
El hecho de que tanto el fruto como la flor del Granado, se emplearon en ornamentación arquitectónica, es algo que no admite dudas, porque la Biblia expone en el Libro 1° de los Reyes, cap. VII, vers. 20 y 21, que las dos Columnas que había a la entrada del Templo de Salomón, construido por el Maestro Hiram, tenían sobre sus capiteles, 200 Granadas cada una.
Simbolismo masónico de la granada
La Granada, tanto por su peculiar estructura vegetal, colorido y belleza, tiene un gran significado masónico y es el motivo por el cual ha sido elegida como fuente de enseñanza y al encontrarse colocada en los capiteles de las Columnas de nuestros Templos, es para que nosotros los Masones, con el ineludible deber de estudiar y desentrañar los significados de los Símbolos, adquiramos la instrucción necesaria para fortalecer nuestro acervo cultural y espiritual.
El simbolismo de las Granadas, colocadas entreabiertas sobre las Columnas de los Templos, nos enseña que ellas son las representación de la Unidad, principio y precepto tan necesario para poder lograr la estabilidad de los grupos sociales y, por lo tanto, la estabilidad de todos los Hombres y de todos los Masones esparcidos sobre la superficie de la Tierra.
La Granada es la imagen de la masonería
Los Masones somos también semillas esparcidas por todo el mundo. Formamos una Unidad armónica y compacta en el Universo, haciendo fructificar nuestra Doctrina Masónica, basada en nuestros elevados ideales de Paz, Tolerancia, Amor, Libertad, Igualdad y Fraternidad. Dentro de ese sistema se levanta nuestra muy amada Orden, como un preclaro ejemplo de solidaridad. Somos una infinidad de individuos, cada uno de ellos distinto a otro, pero todos aunados trabajando por lograr un objetivo común, cual es: “la lucha eterna por la Verdad y el perpetuo deseo de que la Fraternidad, la Igualdad y la Libertad, reinen por siempre y para siempre sobre la Humanidad entera”. Nuestra Augusta Orden es una Granada especial, selecta. Exteriormente es posible apreciar su Solidez, su Unidad, su Pureza. Pero si nos adentramos en este fruto maravilloso que representa a nuestra Hermandad, vemos que consta de diversas agrupaciones separadas, aisladas unas de otras, que son las Logias de la Obediencia. Su objetivo es común, las formas o nombres pueden variar, pero todas ellas conforman una unidad compacta, recubiertas por esa gruesa piel que es el Gr.·.O.·.M.·.Ch.·., quien da la forma externa, las protege y las une. Las Órdenes de otros países son otras tantas Granadas que vienen a adornar el frondoso y cobijante árbol de la Francmasonería Universal. Cada Orden es a la vez, ese crisol multiforme que aúna voluntades tras una meta ideal, cada Orden se encuentra constituida por un sinnúmero de HH.·. Masones animados por el mismo y común ideal: la búsqueda de la Verdad, transitando por el largo sendero de la propia superación.
Cada logia una Granada
Decíamos que las Granadas representan a las Logias organizadas y los granos a los QQ.·.HH.·. que forman cada logia. La corteza encierra a todos los que llegan al Templo masónico, trayendo cada cual dentro de sí, esa semilla fecunda de cualidades, virtudes y de bondad, con el sublime deseo de ser útil a sus semejantes. Y para que estas esperanzas sean una realidad, debemos cohesionarnos cada día más, así como los granos de la Granada que en su ciclo vital, se esfuerzan y cohesionan, para que así, unidos por nuestra amistad y fraternidad, puedan primar en nuestros espíritus tan valiosos sentimientos y podamos trabajar en forma efectiva por el bienestar de la Humanidad. Su néctar de rojo color, es como la sangre de la vida. Su sabor dulce representa la alegría que experimentamos cuando hacemos una obra de Bien, y el sabor agrio, las amarguras de las ingratitudes que encontramos a cada paso en la vida y que nos trae el recuerdo de ese Cáliz de la Amargura que hubimos de beber hasta la última gota, en el memorable día de nuestra Iniciación.
Por lo tanto, cada grano es la representación de otros tantos HH, quienes congregados en sus respectivas Logias reciben la esplendorosa Luz de la Verdad, de la Ciencia y la Virtud, para luego proclamar y diseminar en otros sitios, los conocimientos adquiridos mediante el estudio, la concentración y la reflexión. Por su parte, la Red que encontramos en el interior del fruto representa los lazos de unión entre todos los Masones esparcidos por el mundo y es la representación de la Filantropía, que a manos llenas entrega amor, ayuda y socorro. Y he aquí como esta enorme fuerza de unión inspiró el sentimiento de Libertad, Igualdad y Fraternidad, sagrados principios que la Revolución Francesa entregó a la Humanidad, para levantar y crear una nueva civilización más justa y más humana. Esta simbólica enseñanza de la Granada, también nos demuestra que el hombre solitario no es más que una semilla débil e incapaz de generar progreso; por el contrario, los hombres unidos por los mismos principios e ideales, al multiplicar sus esfuerzos, obtendrán mayores y mejores frutos, señalados por logros superiores, ya sea en bienestar propio, como en justicia y progreso en todo sentido.
La Granada representa mediante sus semillas a toda Logia y sus respectivos granos a cada H.·. que la conforma. La corteza es el Templo masónico que lleva en su interior las semillas fecundas de Virtud, del estudio y la comprensión que cada uno siente al ser útil a su prójimo.
Así como el grano de la Granada lleva potencialmente en sí, la materia lista para germinar, debemos nosotros llevar en igual forma, la preparación necesaria para sembrar la semilla de la Virtud, de la Justicia y de la Equidad, elevados preceptos que contribuirán a que lleguemos a ser justos y perfectos Masones.
Y es así como las logias, al igual que las Granadas, cuando maduren lo suficiente, se abrirán y emergerán aquellos espíritus superiores que saldrán a fecundar nuevas almas y cuando esos granos germinen, formaran nuevas Logias o Talleres en aquellos lugares donde no existen.
V.·.M.·. y QQ.·.Hhnas.·. y HH.·., la Masonería es tan antigua como la Historia y desde remotísimos tiempos viene trabajando por erigir un gran Templo, cuya cúspide sea el azul del firmamento con todas sus galaxias y mundos siderales, sostenido por las fuertes Columnas de la Fraternidad y la Sabiduría.
Profundizando en nuestros pensamientos, llegamos a la conclusión que la Granada representa a la vida misma y cada grano es capaz de multiplicarse y diseminar sus propias semillas del mismo color, forma y sabor, porque es el mismo germen el que da la vida, y la misma sustancia la que da la forma. Veamos, pues, en este fruto la imagen fiel y real de la Masonería, puesto que los Masones somos también semillas diseminadas por todo el orbe. Formamos una Unidad, un todo armónico, tanto material como intelectualmente, tanto en la palabra como en el Ideal.
Los Aprendices de hoy, siguiendo la inspiración que nos legaron los Masones de ayer, anhelan reedificar aquel Templo dedicado a la Sabiduría, para lo cual se esfuerzan estudiando, investigando y tratando de encontrar, en cada uno de los símbolos de que estamos rodeados, la Sabiduría y los profundos conocimientos de nuestros antecesores.
Resumiendo, podemos acotar: si consideramos que el Universo es una Granada, los granos vendrían a ser las Galaxias. Si tomamos a la Granada como Galaxia, los granos serían los soles-estrellas. Si la Granada es un sol o una estrella, los granos deben ser los planetas. Si la Granada es un planeta, los granos son los continentes. Si la Granada es un continente, los granos representan a las diferentes naciones. Si la Granada es un país o nación, los granos, entonces, son las ciudades. Si la Granada es una ciudad, los granos son los habitantes. Si tomamos a la Granada como a un ser humano, los granos son los órganos que lo constituyen. Si la Granada es cualquier órgano, los granos son las células. Si la Granada es una célula, los granos constituyen las moléculas. Granada es una molécula, los granos son los átomos, etc., etc., y así hasta lo infinitesimal, lo que viene a confirmar la antigua teoría que dice que todo está conformado por las partes, o lo que es lo mismo, las partes forman el todo.
QQ.·.HH.·., formemos una Granada, maduremos nuestros anhelos y rompamos el envoltorio de nuestros Templos para entregar al mundo el fruto conseguido con nuestro tenaz estudio y aprendizaje, pregonando “urbi et orbi” que, simbólicamente, la Franc-masonería es una Granada.
Fuente: Revista Ánfora