Fundadores de Mariano Arista

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martes, 18 de noviembre de 2014

LIC. FIDENCIO TREJO FLORES, defendió la dignidad y soberanía de Tamaulipas


Nació en Ciudad Victoria, Tamaulipas, el 16 de noviembre de 1884, sus padres Don Faustino Trejo y señora Martina Flores de Trejo, familia muy humilde, honestidad valiente y solvencia moral a toda prueba. Pasó su niñez y su juventud en su tierra natal, habiéndose destacado en sus estudios de enseñanza primaria en la Escuela de Varones Número Uno que dirigía el profesor Antonio Villanueva. Más tarde sobresalió en el Instituto Literario del Estado, y fue estimadísimo de sus maestros, entre quienes figuraron nada más, ni nada menos que Epigmenio García, Lauro Aguirre, Matías S. Canales y el notable académico y poeta Juan B. Tijerina.

Al terminar su educación primaria ingresó a la hoy Benemérita Escuela Normal, en la cual una visión de miras ejemplar, figurando siempre como estudiante con tendencias especiales al desarrollo de la literatura, materia en la que posteriormente destacó como una de las figuras más brillantes del estado; sobresaliendo en su forma creativa, recta y valiente, valorado así por Don Juan B. Tijerina y otros grandes maestros como Zeferino Fajardo, Félix Acuña, Enrique de Keratry, Guadalupe Jaramillo y otros más.
En unión de otras personas fundó una escuela nocturna gratuita para adultos que laboró de 1904 a 1905 y otra para obreros en 1908.
En 1906 ingresó a la Sociedad Mutualista Alianza Obrera Progresista a la que perteneció durante toda su vida.
En 1907 y 1908 fue miembro de la mutualista “Concordia” de Nuevo Laredo y de la filial “Benito Juárez” de Laredo, Texas.
Habiendo terminado su carrera de maestro de enseñanza primaria el 5 de septiembre de 1906, un periódico local de aquella época comentó el suceso de esta manera: "...este apreciable caballero, bien merecía dedicarse a la noble profesión de maestro, pues ha dado pruebas de abnegación y amor al saber cuando hacía sus estudios en la escuela normal de profesores de esta capital, atravesando por circunstancias nada favorables, y por su carácter reflexivo y juicioso aunado a su talento natural, es una garantía para el éxito de las delicadas labores del educador..." Prestó sus relevantes servicios profesionales bajo la dirección del maestro y liberal profesor Zenón Araujo; y buscando horizontes más amplios para el despliegue de sus imaginación y perfil de gran liberal. Cursó la carrera de jurisprudencia y la terminó brillantemente en el año de 1913, en la primera escuela de esta índole que funcionó en el Estado de Tamaulipas. Siendo estudiante fundó en Ciudad Victoria, la Sociedad “Justicia y Ley”.
Estando sólida su personalidad dentro de su profesión y con sus claras y firmes inclinaciones liberales y contrario a toda injusticia y despotismo, tuvo el valor de fulminar en sus escritos por medio de la prensa a los déspotas de la época porfiriana, sufriendo por ello desaires que le hicieran sociedad y gobierno de aquella época.

Muy joven ingresó en la Institución Masónica cuya organización le ofrecía los más amplios caminos para desarrollar sus ideales de independencia y de libertad, perteneció a las Respetables Logias Simbólicas "Hijos de la Luz" No. 8 de Tampico, y "Victoria" No. 7 de Ciudad Victoria, además, en el año de 1924 fue designado Gran Maestro de la muy Respetable Gran Logia de Tamaulipas.
Indiscutiblemente que la época más brillante en su vida ciudadana fue la postura firme y resuelta al lado de la causa del Don Francisco. I. Madero, siendo uno de sus primeros afiliados en Tamaulipas y actuando a favor de los principios revolucionarios a través de la prensa libre, especialmente en el periódico "Tamaulipas" que fue uno de los baluartes del Estado en cuanto a ideología liberal y en cuya publicación Trejo Flores puede considerarse como su palanca más fuerte. Al triunfo de la Revolución Maderista, el licenciado Trejo en plena juventud fue electo por sus virtudes cívicas en el año de 1912, diputado a la XXVI Honorable Legislatura de Tamaulipas, en cuyo honroso sitial lo encontró la cobardey criminal traición de Victoriano Huerta contra Francisco I. Madero y José Ma. Pino Suárez. Al dirigirse Huerta a los gobernadores de los estados y a las Cámaras locales pidiéndoles su reconocimiento, el licenciado Fidencio Trejo Flores después de una brillante cátedra de jurisprudencia, de moral y de justicia que hizo época en los anales políticos del Estado, se negó a reconocer al dictador por cuya actitud y en compañía de sus correligionarios de cámara que lo secundaron en su opinión, Dr. Pedro I. Mireles y Alfonso Guillén, fueron trasladados por orden del usurpador, a la capital de la República y amenazados de muerte en la vieja prisión de Tlatelolco, desde cuyas celdas, el licenciado Trejo Flores ratificó ante los incondicionales de Huerta su posición de opositor, lamentando el asesinato de Madero y Pino Suárez, cuya postura lo orillaba al paredón en el que Huerta acostumbraba liquidar a sus enemigos políticos.
Al triunfo de la Revolución Constitucionalista encabezada por Don Venustiano Carranza y sus soldados, a tiempo abrieron al licenciado Trejo Flores las puertas de su prisión e inmediatamente se reintegró a su Estado, siendo recibido en la Capital en medio de una manifestación jubilosa que hasta ahora no ha tenido igual, especialmente por la calidad humana de sus componentes, en donde figuraban hombres, mujeres y niños de todas las clases sociales, especialmente de la popular,caminando en medio de aquella multitud desde la estación del ferrocarril hasta su humilde hogar.
Valeroso gesto anteriormente señalado, el licenciado Trejo Flores fue llevado por el partido liberal, en 1918, nuevamente a la Cámara de Diputados al triunfo de Venustiano Carranza; y como quisiera, por capricho inexplicable el propio señor Carranza arrebatarle una elección limpia y ganada a buena ley al general Luis Caballero, en cuya cámara figuraba el licenciado Trejo Flores; el mismo con valor a toda prueba, reclamó al Gobierno de la República por tratar de imponer en Tamaulipas a un impostor, y uniendo la acción a la palabra empuñó el arma de soldado para defender la soberanía de Tamaulipas al lado del propio general Caballero, acompañados de Eugenio López, Ricardo Cortina, Cipriano Guerra Espinosa, Rodrigo Flores Villarreal, Santos Caballero, Pedro Morales y otros, así como los muy destacados nacionalistas, intelectuales y amigos del Gral. Luis Caballero y Trejo Flores: Lauro Aguirre, Zeferino Fajardo, Lázaro de la Garza y otros muchos.
Ocupó el cargo de magistrado del Supremo Tribunal de Justicia del Estado del 24 de noviembre de 1919 al 3 de mayo de 1920. Terminadas las lides políticas y encauzadas el país dentro del orden constitucional, el licenciado Trejo Flores desempeñó puestos de relevancia en el estado, desde interinatos de gobernador, juez en diversas épocas, consejero de los Gobiernos Revolucionarios, catedrático de la escuela normal, magistrado del Supremo Tribunal de Justicia y director de su querida Escuela Normal.
Contrajo matrimonio a los 26 años de edad, el 21 de diciembre de 1910, con la profesora Julia Durán, sus hijos: Urania, médico dental; profesora Dafne y Fidencio, mecánico de aviación militar y automovilista. Habiendo enviudado, contrajo segundas nupcias con la señora María del Socorro Macías, conviviendo con ella hasta su fallecimiento que ocurrió el 23 de febrero de 1952 en ciudad Victoria. Destacó como poeta con sus poemas Alma Nueva, Decisión y A Madero
El 20 de noviembre de 1954, se da cumplimiento al Decreto número 273 por el que se declara ciudadano distinguido de Tamaulipas y al mismo tiempo se dispuso que su retrato sea colocado en el salón de sesiones de la propia legislatura, con una placa que dice: "El ciudadano licenciado Fidencio Trejo Flores defendió la dignidad y soberanía de Tamaulipas en la histórica sesión del viernes 27 de julio de 1913. Homenaje de gratitud del pueblo de Tamaulipas".
Desde su adolescencia caracterizó la personalidad de Fidencio Trejo, una implacable rebeldía contra la opresión y todas las tiranías, las que combatió en la tribuna y por la prensa en forma enérgica y valiente que lo hicieron aparecer como un liberal de gran estatura en el estado y más allá de nuestras fronteras, hasta la propia capital de la República.
Ni en los momentos más críticos de su vida personal y política, lograron las circunstancias adversas doblegar las convicciones liberales y de alta visión social que predicó y practicó con alma y corazón nacionalista por toda su vida el gran liberal FIDENCIO TREJO FLORES.

Fuente: Agencias.