SANTA CRUZ DE TENERIFE Bajo la atenta mirada del Gran Ojo que todo lo ve, símbolo masónico de la racionalidad, la luz y el conocimiento, más de 60 personas visitaron ayer el interior del templo de los masones de la céntrica Calle San Lucas de Santa Cruz de Tenerife. Cámaras fotográficas en ristre y con la sensación de vivir una oportunidad prácticamente única desde hace demasiados años, los visitantes se sumergieron durante unos minutos en la historia de esta corriente de pensamiento y en lo que queda de su patrimonio.
"Llevamos muchos años a la espera de una oportunidad para atravesar las puertas del templo. No entiendo cómo lleva tanto tiempo cerrado sin que podamos disfrutar de él y conocer su interior", comenta Rocío Díaz mientras aguardaba su turno para cruzar el umbral del edificio, inaugurado a principios del pasado siglo. Desde que el Ayuntamiento adquirió el inmueble en una subasta pública en 2001, solo un puñado de personas, en su gran mayoría políticos y técnicos municipales, han podido acceder a su interior.
Para muchos santacruceros, lo que se esconde tras los muros de este céntrico templo supone todo un misterio que para unos pocos ayer comenzó a desvelarse. "Aquí no ha entrado nadie desde la desaparición de la Farmacia Militar y era el momento de cambiar esta situación", aseguró Jesús Pedreira, el presidente de la asociación cultural TuSantaCruz, la impulsora de esta visita.
Porque a pesar del complicado presente e incierto futuro a medio plazo del templo masónico de la Logia Añaza, existe "mucho interés" entre los vecinos por conocer la que es una de sus mayores joyas patrimoniales y, sin duda, la más desconocida. "Por el actual estado del edificio había un número máximo de visitantes que rápidamente se completó, pero es que al menos otras 60 personas se han apuntado en la lista de espera por si había cancelaciones", recalcó el máximo responsable de este colectivo. Buena prueba de esta demanda es el elevado número de transeúntes que, al ver la apertura de las puertas del templo, se acercaron para intentar participar sin éxito en la actividad. "Tendremos que organizar una segunda visita", vaticinó Pedreira con gesto de satisfacción.
Sin embargo, a pesar de la riqueza arquitectónica de la fachada, el recorrido por el mayor templo masón de todo el país tan solo permite observar al visitante un mínimo atisbo de su primitiva belleza y diseño. La situación de abandono desde hace décadas y el expolio y destrucción de sus símbolos durante la dictadura franquista hacen que el itinerario de sala en sala se convierta en un "ejercicio de imaginación" en torno a la masonería y sus ritos.
"Es una lástima su estado, pero solo estar entre estas paredes te evoca las ceremonias de la Logia, las grandes columnas que presidían el Salón de Tenidas o el rico mobiliario y frescos que decoraban las estancias", señaló el presidente de TuSantaCruz.
Y es que el paso del tiempo y la dejadez de las administraciones se ha cebado con un templo que, pese a protagonizar muchas páginas de proyectos y programas electorales, todavía espera una apuesta en firme y definitiva para recuperar su antiguo lustre en forma de museo. A la espera de que se materialice a largo plazo la voluntad del Ayuntamiento, los restos de esta centenaria institución permanecen amontonados en ciertos rincones.
A pesar de esta circunstancia y del maltrecho estado de la cubierta de la Sala de Tenidas, el interior del edificio conserva todavía su capacidad para impresionar a todo el que cruza sus puertas. El descenso hacia el piso inferior y el estrecho pasillo entre piedras que conduce a la Cámara de Reflexión, el espacio donde los aspirantes a formar parte de la Logia Añaza permanecían toda una noche en solitario para meditar su definitivo ingreso, sobrecogió ayer a sus primeros visitantes en varios años y los trasladó cien años atrás. Esa sensación también motivó que muchos se preguntaran cuál será el futuro de un edificio calificado como Bien de Interés Cultural y cuál fue el peso de esta institución en la sociedad de la Isla en los 34 años que permaneció abierto.
Precisamente para responder todas estas preguntas, la asociación cultural programó la conferencia del historiador Manuel de Paz una vez finalizada la visita. En ella, este experto en masonería recordó que el templo de la capital es uno de los más importantes del sur de Europa y que los integrantes de la masonería gozaron de una notable influencia en la Canarias de la segunda mitad del siglo XIX.
Fuente: La Opinion.