Fundadores de Mariano Arista

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sábado, 26 de enero de 2013

26 DE ENERO DE 1848. NACE EN LA CIUDAD DE CAMPECHE, JUSTO SIERRA MÉNDEZ



Educador, escritor, historiador y abogado. Nació en la ciudad de Campeche. Realizó sus primeros estudios en Campeche y Mérida. En 1861, a la muerte de su padre, el jurista, periodista y escritor yucateco Justo Sierra O´Reilly, se trasladó en compañía de su familia a la capital de la república.

Una vez establecido en ella, ingresó al Liceo Franco-Mexicano y al Colegio de San Ildefonso. Desde 1868, gracias a Ignacio Manuel Altamirano, se introdujo en círculos de escritores  ocupando un sitio de preferencia en las tertulias y redacciones literarias. Incursionó en el relato, el cuento, la novela y el teatro. Legó una vasta producción intelectual. En el periodismo sobresalieron sus escritos en el Monitor Republicano; publicó también en otros diarios como El Siglo XIXLa Tribuna La Libertad . Dirigió la obra México, su evolución social. Abordó el género dramático en su libro Piedad y redactó textos para niños: Historia patria Manual escolar de historia general.

En 1871 obtuvo el título de abogado e inició su carrera política. Fue diputado al Congreso de la Unión, donde destacó por impulsar el proyecto de la educación primaria obligatoria en 1881 y por pronunciar en 1893 la célebre frase: “México tiene hambre y sed de justicia”. También fue magistrado de la Suprema Corte de Justicia (1894) y ministro de Instrucción Pública y Bellas Artes (1905-1911). La culminación de su obra educativa fue la fundación de la Universidad Nacional en 1910.

Tras la caída de Porfirio Díaz (1911), Francisco I. Madero lo designó embajador y ministro plenipotenciario de México ante el gobierno español. Mientras desempeñaba tal cargo, murió en Madrid el 1912. Sus restos se trasladaron a México y fueron sepultados en el Panteón Francés. En 1948, diversas universidades del continente, entre ellas la UNAM, le rindieron homenaje y fue declarado “Maestro de las Américas”, se editaron sus obras completas y sus restos se trasladaron a la hoy Rotonda de las Personas Ilustres. Por decreto de 26 de mayo de 1999 su nombre se inscribió con letras de oro en el Muro de Honor del Palacio Legislativo de San Lázaro.