Cuando Óscar de Alfonso, G.·. M.·. de la Gr.·. Log.·. de España, entró el viernes por la tarde en la recepción del Hotel Santa María, llevaba pantalón corto, camisa veraniega y chanclas. Ayer por la mañana, antes de que arrancara el Gran Cónclave, este abogado valenciano de 44 años sí se atavió con el delantal dorado, los puños y el colgante que aparecen en la foto. «Es el momento de que la sociedad nos conozca mejor, sepa cuáles son nuestros valores y deje de hacer caso a mitos y leyendas urbanas. Apostamos por la transparencia». En cualquier caso, el acceso al encuentro y la posterior inauguración de la nueva logia de Cádiz, los Obreros de Hirám número 24, no estuvieron abiertos a la prensa. «Hay que mantener las tradiciones, y el carácter secreto de nuestros rituales es una de ellas».
-No tiene usted cara de conspirador...
-Eso espero (ríe). Mi mujer dice que tengo muchas caras, pero creo que la de conspirador no se encuentra entre ellas.
-De hecho, con ropa de calle, parece usted un señor muy normal.
-Lo soy. Abogado, de 44 años, con despacho profesional en Valencia, casado y con dos niñas de nueve y cinco años. Además, los datos históricos dicen que soy el Gran Maestro más joven de España y probablemente de Europa.
-¿Cómo ingresó?
-Por un cliente de mi despacho. Aunque este tipo de temas me han interesado desde que era pequeñito. Cuando conocí la masonería por dentro, pensé: «Esto es lo que he estado buscando toda la vida».
-A ustedes los han llamado secta, fraternidad secreta, filocomunistas y pro satánicos.
-Cargamos con un cliché, con el 'sanbenito' de masonería oscura, conspiratoria, influyente, rara, que siempre ha sido falso. Una de mis tareas más importantes es realizar un esfuerzo por darnos a conocer a la sociedad mediante la información. El miedo es consecuencia de la ignorancia. Hay que combatir ambas cosas.
-¿Qué es lo peor que ha oído de ustedes?
-Lo peor que han dicho de nosotros es que somos satánicos y que estamos vinculados a grupos terroristas. Tenemos parte de responsabilidad en que circulen tantos bulos, porque durante muchos años hemos preferido estar 'a cubierto'. Ahora hemos decidido dar un paso adelante, estamos en el siglo XXI y no podemos continuar en la misma dinámica. Ni somos malignos, ni oscuros, ni por supuesto hacemos nada ilegal...
-¿Son más un club social que una sociedad secreta?
-Ninguna de las dos cosas. Somos una escuela de formación humana. Ofrecemos a las personas que ingresan una serie de instrumentos simbólicos para que ellos puedan perfeccionarse espiritualmente y ayudar a mejorar la sociedad.
-¿Pero tienen o no tienen secretos?
-Los tenemos. Fundamentalmente radican en los rituales y ceremonias que practicamos. Y ahí sí que no puedo revelar nada. Aunque me sometan a un tercer grado (bromea).
-¿Por qué Franco les tenía tanta tirria?
-Necesitaba un enemigo interior. Y les tocó a los masones, además de a los comunistas y a los judíos. Se dice también que a él no le dejaron entrar, pero no está demostrado.
-¿Son elitistas?
-Si una vez 'iniciado' participas en uno de nuestros cónclaves, es posible que a tu derecha se siente el alto ejecutivo de una multinacional y a tu izquierda, por ejemplo, un fontanero. De hecho, ocurre.
Fuente: La Voz Digital
