La mañana promedia en Salta y el sol norteño, generoso como siempre, calienta el ventanal de una coqueta oficia de la calle Necochea. Se abre la puerta e ingresa un hombre de unos setenta años que, después de saludarnos afectuosamente, se acomoda sobre un moderno sillón, demostrando sentirse a gusto; sonríe mientras una taza de café humeante lo invita al diálogo. Ese Hombre no es cualquier hombre, es el Gran Maestre de la Gran Logia de Libres y Aceptados Masones de la República Argentina.
Ángel Jorge Clavero, despachante de aduana, apasionado militante político, casado, hincha de Boca y entusiasta lector; tiene ese aspecto que caracteriza a los buenos vecinos o a los tíos bondadosos que, a la hora de hacer regalos de cumpleaños, malcrían a sus sobrinos.
Es el ensayo del relato, al mejor estilo de los habitué de café, su elemento; ahí se siente cómodo y lo demuestra sobradamente.
En esta ocasión, se encuentra en Salta por dos razones fundamentales: la instalación de autoridades por la creación de una nueva Logia en la ciudad (ya son 5 aquí, más una no regular de mujeres) y un acontecimiento internacional que es el Hermanamiento de la Logia “América sin Fronteras” de Salta, y la Logia “Espíritu Libre” de Antofagasta, Chile, cuyos representantes llegaron a Salta acompañados por hermanos de la Logia “Pokrets” (fundada por inmigrantes croatas) de la misma región trasandina. ´Para el evento llegaron unoa 20 masones de ambas lógicas, y algunos vinieron acompañados por sus esposas.
Ese acto de Hermanamiento, lo lleva a decir “La masonería es una gran fraternidad universal, las Logias son los centros que tiene la masonería para reunirse, son los núcleos primarios. Las Logias argentinas trabajan de acuerdo a un patrón universal pero de una manera diferente a las que trabajan en otros países y, entonces, es una buena oportunidad para cambiar de ideas y puntos de vista. El gran poder de la institución es de poder unirnos, tenemos las herramientas, tenemos el instituto de la tolerancia, sabemos dejar hablar al de al lado. En los últimos años hemos tenido hermanamientos con logias de Uruguay, Brasil, Paraguay, Bolivia y, como este caso, con Chile”.
Mientras la mañana avanza con la cadencia inalterable de la región y el sol parece increpar por aquellos espacios que aún no han entibiado, Clavero pone énfasis en que “no olvidemos que nosotros somos una institución iniciática, pero por sobre todo filosófica, filantrópica y progresista; en los templos, donde nadie nos ve, internalizamos los valores de la masonería, pero después debemos darlos a la sociedad, si no seríamos masones incompletos. Esa es la parte esotérica, lo que aprendemos y lo llevamos con nuestra conducta en los espacios donde militamos como ciudadanos”.
Nació en Junín, Provincia de Buenos Aires, llegó a Buenos Aires Capital a los 20 Años con motivo del servicio militar (le tocó la marina), allá por 1964, se hizo de amigos, comenzó a estudiar, trabajar y conoció a la mujer que, hasta hoy, es su esposa “Voy a cumplir 40 años de casado ¡y siempre con las misma!”. Apasionado de la política militó desde siempre en la UCR, trabajando en la campaña 1972 para la candidatura de Ricardo Balbín. Antes, y durante su militancia, un hombre lo tentó con la afiliación a la masonería “me dijo, vos que sos un pibe callado y te gusta leer… te voy a llevar a una institución que te va a gustar… lamentablemente ese señor enfermó y al poco tiempo murió ¡y me quedé sin padrino! Y sin padrino no se podía entrar… recuerdo que pasaba a toda hora por el Templo y nunca me animé a tocar timbre… siempre todo cerrado y no veía a nadie… Después vinieron los golpes militares y fue mas difícil… a los militares no les gustan los libres pensadores”.
Retomó su destino masónico en el renacer de la democracia, en 1983, cuando escuchó una charla de correligionarios acerca de la masonería y se metió a terciar. Esa gente lo contactó con otra y, estos, lo iniciaron en la Logia Sol Mayo Nro 8, un espacio muy politizado que unió su vieja y su nueva pasión. En su Logia Madre fue Venerable Maestro y, a partir de allí, empezó su carrera en La Gran Logia. Llegó a Gran Maestre en el 2008 en una reñida elección, donde su lista ganó por un voto.
Clavero en su relato denota un nivel tonal de profesor de historia o de Formación cívica. “No podemos trabajar con los cánones de hace 300 años, los tiempos han cambiado y también los usos y costumbres. Ya no podemos tener a un aprendiz sentado 7 años, como en las épocas pitagóricas, para formarlo y ascenderlo de grado. Hoy un ciudadano ya tiene una formación mucho más importante”. Dice que lee los diarios por internet, chequea mails y se acuesta tarde; que sale de su trabajo a las 17, va su casa, toma unos mates con su esposa, se pone el traje y se va a la Gran Logia. “cuando me dicen eh! ¿Por que el gran maestre habla con el periodismo?, Yo le digo: en 1717 el Gran Maestre no hablaba con el periodismo por que ni diarios había y ahora si. La gente tiene que saber que nosotros pagamos nuestros impuestos, educamos a nuestros hijos, trabajamos y defendemos, más que nadie, los valores de la familia. Somos ciudadanos ejemplares que siempre estuvimos por sobre o delante de las reformas progresistas”.
Su última y mas importante inquietud es la mujer: “si no escuchamos a la mujer, no escuchamos a la mitad del mundo”.
Ya está bordeando el medio día y después de preguntar por los resultados de los partidos de fútbol de la noche anterior nos dice: La Masonería es sabia, los mandiles de los maestros son blancos y rojos pero cuando se sube a grados superiores es azul y amarillo”. Eso nos demuestra que es un hombre de a pie… un hombre cuya ilustración no le alcanza para el celeste y blanco del firmamento… “el masón es un eterno aprendiz” sentencia al despedirse…
Fuente: Jujuy Al Momento.